Educación archivos — Guardiana Ayudar a empoderar a una ciudadana, incluyendo su búsqueda de justicia en los casos de violencia. Thu, 04 Aug 2022 03:48:57 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.5.4 https://dev.guardiana.com.bo/wp-content/uploads/2019/03/cropped-g-morado-08-32x32.png Educación archivos — Guardiana 32 32 César Bona: La educación incumbe a todos y los de arriba también deben educarse https://dev.guardiana.com.bo/innova/cesar-bona-desafia-a-humanizar-la-educacion-incluyendo-tecnologia/?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=cesar-bona-desafia-a-humanizar-la-educacion-incluyendo-tecnologia https://dev.guardiana.com.bo/innova/cesar-bona-desafia-a-humanizar-la-educacion-incluyendo-tecnologia/#respond Wed, 21 Apr 2021 11:06:00 +0000 https://dev.guardiana.com.bo/?post_type=culturas&p=12901 Uno de los 50 mejores profesores del mundo habla de la importancia de que la educación y la tecnología vayan de la mano para ayudarnos a relacionarnos con los demás. Pero para hacer cambios, primero tenemos que aceptar la posibilidad de cambiar, es un asunto de actitud.

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Por Mónica Olmos, Guardiana (Bolivia)

Miércoles 21 de abril de 2021.- El filólogo y maestro español César Bona, elegido por el Global Teacher Prize como uno de los 50 mejores profesores del mundo (algo así como el premio nobel de los profesores), será uno de los conferencistas en el II Foro Internacional de Educación Superior–Virtual Educa “Desafíos de la educación en la era digital” que la universidad Unifranz y Virtual Educa han organizado para este 22 y 23 en el centro logístico desde donde se transmitirá para el mundo este encuentro que reunirá a expertos en educación y tecnología de hispanoamérica, autoridades de los gobiernos de Perú y Bolivia, de la Unesco para América Latina y de universidades.

A él le hicimos unas cuantas preguntas:

César, el 2015 publicaste el libro “La nueva educación”, el 2016 “Las escuelas que cambian el mundo” y el 2018 “La emoción de aprender”. ¿Cómo vinculas las reflexiones y conclusiones a las que llegas en esos libros con los cambios producidos en la educación a partir del fenómeno de la pandemia?

Justamente cuando llegó la pandemia estaba escribiendo un libro y me vi en la necesidad de parar y de escribir otro al que titulé “Humanizar la educación” y que viene muy bien porque la pandemia nos ha llegado de sorpresa y ha hecho tambalear los cimientos no solo en la educación, sino en lo familiar, social, laboral y económico. Paré y me dije: ‘Vamos a ver qué está pasando en la educación. Si todo empieza en la educación, cómo es posible que preguntemos sobre política, medicina, microbiología, antropología, virología y geopolítica’. Era muy curioso que en educación esto no estuviera pasando y esa es una de las grandes preguntas: Si todo empieza en la educación, no podemos esperar cerrar los ojos y apretar los puños, y desear que todo esto pase para volver a lo que había antes. La vida nos está dando la oportunidad para repensar qué herramientas tenemos y qué necesitamos. Hay otras herramientas además de la tecnología que debemos recuperar.

Sí, es cierto porque cuando se habla de educación se cree que todo está en la escuela o en la familia, pero la educación incumbe a todos, incluso a las elites políticas, y si queremos educar en el diálogo, por ejemplo, ha de educarse en las escuelas desde arriba.

¿Cuán exitoso puede llegar a ser un proceso de transformación digital considerando que las universidades en América Latina, en su mayoría, se han gestionado siempre desde y para un modelo presencial? ¿Es posible derribar paradigmas incrustados en la manera de gestionar la universidad de tal forma de hacer más fácil la transformación digital?

En educación prácticamente cualquier cambio se encuentra con esa reticencia al cambio. El paso que puedan dar las universidades es absolutamente esencial porque puede servir para abrir las puertas para que todos los ámbitos educativos den el mismo paso: por eso es tan importante que las universidades lo hagan porque forman formadores, educadores de educadores. Pero también es importante darnos cuenta de que entre todos debemos pedir que la infraestructura esté muy bien preparada para alternar la presencialidad con la virtualidad y que el paso sea lo más natural posible. Doy un ejemplo muy simple: antes de la pandemia, el (teléfono) móvil estaba casi demonizado en educación, pero por arte de la pandemia, de repente, (el teléfono móvil) parecía que nos solucionaba la vida, y si la tecnología está en la vida, también debe estar en la educación.

Es fundamental que luchemos contra esa resistencia al cambio; si queremos preparar chicas y chicos para el cambio, nosotros somos los primeros que debemos estar preparados para ese cambio. Es una cuestión de actitud.

¿Cómo vislumbra en la pospandemia, la universidad presencial? ¿Será una universidad con las mismas características de antes de la pandemia? ¿O qué cambios/incorporaciones deberá haber hecho? ¿Qué escenarios pueden entenderse como ideales?

Hablamos de escenarios ideales, pero no olvidemos algo: si hablamos de universidad hablamos de las personas que la conforman, igual que si hablamos de escuela, hablamos de personas. Es muy importante tener una mentalidad fresca para ver qué cambios debemos adoptar y esto depende de nosotros, ese conglomerado de personas ha de pensar desde su perspectiva. El conseguir que la educación evolucione depende de cada uno de nosotros, y así, uno a uno es cómo formamos los ámbitos a los que nos referimos, en este caso la universidad.

¿Es técnicamente posible pretender una universidad latinoamericana que gestione un modelo académico híbrido y si lo es, qué incidencias se debe considerar?

El modelo híbrido ahora mismo es necesario, es imprescindible, pero no podemos obviar la humanización. El fin de la tecnología debe ser el mismo que el fin de la educación, y el fin de la educación es darnos las herramientas para que nos relacionemos con nosotros mismos, con los demás y con el mundo en el que vivimos, el fin de la tecnología debe ser el mismo.

En procura de humanizar la educación, nos hemos dado cuenta de que las innovaciones –como portadoras de grandes transformaciones– no se pueden lograr de manera aislada y que, más bien en ese cometido confluyen actores que logran sinergias, ¿cuáles crees tú que son esos actores estratégicos?

Sí, es cierto porque cuando se habla de educación se cree que todo está en la escuela o en la familia, pero la educación incumbe a todos, incluso a las élites políticas, y si queremos educar en el diálogo, por ejemplo, ha de educarse en las escuelas desde arriba. Al menos en España se pone como ejemplo Finlandia y sus éxitos en términos de educación, y este es un ejemplo para entender que la sociedad debe estar preparada para esos cambios. La sugerencia es intentar hacerlo en la escuela más cercana a ti. Es fundamental que luchemos contra esa resistencia al cambio; si queremos preparar chicas y chicos para el cambio, nosotros somos los primeros que debemos estar preparados para ese cambio. Es una cuestión de actitud.

¿Qué expectativas te está generando el II Foro Internacional de Virtual Educa organizado desde el corazón de Sudamérica en colaboración con Unifranz?

Es tremendamente enriquecedor y será un lujo participar de este evento. Vamos a escuchar y compartir. Es algo que nos va a enriquecer a todos y después de esto saldremos con más ganas de hacer las cosas.

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El giro hacia la educación virtual https://dev.guardiana.com.bo/innova/el-giro-hacia-la-educacion-virtual/?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=el-giro-hacia-la-educacion-virtual https://dev.guardiana.com.bo/innova/el-giro-hacia-la-educacion-virtual/#respond Mon, 08 Mar 2021 11:15:00 +0000 https://dev.guardiana.com.bo/?post_type=culturas&p=11722 El Departamento de Ciencias Sociales y Humanas y el Consejo Editorial de Con-Sciencias Sociales presentaron el vigésimo tercer número de la revista del Departamento de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad Católica “San Pablo”. Uno de los artículos es “El Giro hacia la Educación Virtual” de Nora Lizarro que Guardiana hoy lo publica.

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Por Nora Lizarro Guzmán, Guardiana (Bolivia)

1.INTRODUCCIÓN

Los procesos de educación formal hacen referencia a un tipo de actividad organizada, que tiene como objetivo la formación de las nuevas generaciones. En ese marco, las instituciones de educación superior enfrentan la tarea de contribuir en la preparación de profesionales de calidad. A nivel mundial, debido a la pandemia, la educación ha dado un giro a un estilo de vida tecnológica a la interconexión digital.

Como antecedente en el contexto nacional, la crisis político-social registrada (proceso electoral 20/10/2019, desastres naturales febrero-2020) ha propiciado nuevas formas de entender y aplicar el e-learning como una manera de responder a las necesidades del entorno, otorgando la oportunidad de utilizar herramientas digitales y ampliar la creatividad como alternativas para continuar con los Procesos de Enseñanza y Aprendizaje (PEA). Se ha tenido registros de experiencias (en pregrado, postgrado y escolar) de incorporar herramientas como: Classroom, Moodle, Teams, Youtube, Zoom, WhasApp, Facebook, entre otras. De forma significativa, se logra la experiencia de tener miradas nuevas en el ámbito académico (Cf. Sangra, 2020).

Actualmente, tras la suspensión de actividades académicas presenciales desde el 12 de marzo de 2020, se desarrolla la educación virtual para el cumplimiento regular de la gestión académica en todos los niveles educativos. Sin duda, esta modalidad de educación ha transformado el rol de los actores principales del acto pedagógico. Pues, los docentes van utilizando la tecnología en su rutina de clases.

Hoy, el diseño instruccional se convierte en una herramienta fundamental en la educación virtual para garantizar el cumplimiento de objetivos de aprendizaje. En esa línea, Agudelo enfatiza en las acciones relacionadas con el diseño instruccional que deben implementar las instituciones educativas para los procesos formativos online (2009). Estudios como los de Micheli y Armendáriz muestran las Estructuras de Educación Virtual (EEV) en la organización de 41 universidades de diferentes países latinoamericanos (2011). Asimismo, detallan funciones de responsables de las EEV, que también reflejan las condiciones de trabajo de docentes en modalidad virtual.

Patiño y Martínez dan a conocer el contexto profesional de diseñadores instruccionales en instituciones de educación superior, con el objetivo de caracterizar sus prácticas en cursos virtuales (2019). En esa línea, Martínez Azucena, en su calidad de doctorante en Tecnología Instruccional y Educación a Distancia, contribuye con fortalezas y debilidades de modelos de diseño instruccional, para optimizar su uso durante las prácticas educativas (2009).

Sangrà refuerza sobre la enseñanza y aprendizaje en línea, considerando el proceso del diseño y la relevancia de la selección de recursos y actividades necesarios (2020). También se valora el aporte de Guàrdia sobre el diseño tecnopedagógico de cursos virtuales y los datos de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTEL) sobre la conectividad (2020).

Las situaciones de urgencia mencionadas y estas investigaciones forman la base para iniciar este trabajo, aplicando una metodología enfocada en extraer y recopilar todo material referido al tema, mediante filtros de último año (preferiblemente). Frente a ello, y siendo que “las tareas y responsabilidades de los diseñadores instruccionales son aún desconocidas para los profesores universitarios y expertos de contenido” (Patiño y Martínez, 2019: 2).

Es importante poner atención a las siguientes preguntas:

  • ¿Cuál es la importancia del diseño instruccional en la educación virtual?,
  • ¿Cuál es el perfil y rol del diseñador instruccional?
  • ¿Existen ofertas académicas sobre diseño instruccional en instituciones de educación superior (privadas/públicas) a nivel nacional?
  • ¿En qué condiciones de conectividad está Bolivia para ejecutar cursos 100% virtuales?
  • ¿Cómo determinar el tiempo de aprendizaje virtual antes de iniciar la clase virtual?

En virtud de estas interrogantes, este trabajo comprende una investigación interesada en examinar la manera en que se pone en ejecución la educación virtual, considerando la aplicación del diseño instruccional, las condiciones de conectividad en nuestro contexto y el tiempo de aprendizaje en las clases virtuales.

2. EL DISEÑO INSTRUCCIONAL EN LA EDUCACIÓN VIRTUAL

El sistema de educación virtual implica la integración (uso y manejo) de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) para el desarrollo de los PEA, actualmente, para diferentes instituciones educativas (a nivel mundial), se ha convertido en una respuesta, una solución y/o una forma de encarar el reto de continuar con las actividades académicas, llevando a cabo prácticas educativas sin barreras y/o sin fronteras.

Ahora que se vive en la época de la tecnología del aprendizaje, se aplica la virtualidad como una necesidad y oportunidad para la formación de las personas.

Por lo anterior, se aborda el diseño instruccional, actualmente llamado diseño tecnopedagógico (por su visión integral y holística de comprender los PEA). Existen varias definiciones sobre DI, de todas, se rescata que es el “proceso sistémico, planificado y estructurado que se debe llevar a cabo para producir cursos en línea” (AGUDELO, 2009: 2); tiene por objetivo: “facilitar el proceso de planificación, diseño, elaboración, implementación, gestión y evaluación del curso virtual” (GUÀRDIA, 2020).

En concreto, es el proceso que representa “la planificación detallada” (BENÍTEZ, 2010: 4) de cómo el estudiante aprenderá el contenido, qué recursos y actividades serán necesarios y apropiados para seleccionar y diseñar los materiales de aprendizaje y cómo se evaluará la acción formativa que se desarrolle en el Entorno Virtual de Aprendizaje (EVA).

2.1. Importancia del diseño instruccional en la educación virtual

A nivel mundial y latinoamericano, muchas instituciones de educación superior ofrecen programas académicos virtuales, hoy más que nunca. En nuestro contexto, antes de la cuarentena, la educación virtual todavía estaba en una “fase de crecimiento y experimentación” (SANJINÉS citado en Trigo, 2020). No obstante, la actual situación política, social y sanitaria demanda que las acciones educativas sean holísticas, integrales y vinculadas a las nuevas tecnologías.

En palabras de Martínez, “el diseño instruccional es necesario en cualquier modalidad, para organizar de una manera sistemática no sólo la enseñanza sino también el aprendizaje” (2009: 110). Como enfatiza Benítez, el DI, tanto en la modalidad presencial como virtual, “requiere de la revisión de los fundamentos pedagógicos, así como de cada una de las etapas que conducen a la realización de un diseño eficiente” (2010: 1). A diferencia de la educación presencial, “el diseño instruccional es más complejo en modalidad semipresencial o en línea, porque requiere que el curso se planifique a detalle con sus objetivos, estrategias, medios y recursos para asegurar el éxito de los aprendizajes” (Benítez, 2010: 5). Sabiendo que, en la educación virtual los roles de los actores educativos cambian.

De ahí que, “el diseño es importante para ofrecer una educación bien planificada, organizada y coherente con los objetivos de aprendizaje. Especialmente, en la educación en línea es imprescindible la planificación” (Guàrdia, 2020). Por consiguiente, la trascendencia del diseño está en ser una garantía de rigor y validez de todo el proceso educativo. Entonces, la educación virtual no supone simplemente reemplazar la clase presencial por el software; sin duda, “la tecnología no está aquí para reemplazar la presencialidad” (El Tiempo, 2020). Pero, ante esta pandemia, Guàrdia Villanueva enfatizan en que, se permite adaptar la forma de presentar los contenidos presenciales que ya se tienen preparados a la virtualidad, esto implica rediseñar la clase, estructurando toda la didáctica en el aula virtual, volviendo a pensar en cómo socializar el contenido, cómo se espera que el estudiante realice las actividades y cómo evaluar lo aprendido. Siendo así, el diseño es un instrumento para dar orientaciones y/o lineamientos secuenciales y especializados hacia el cumplimiento de los objetivos de aprendizaje (2020).

En función a todo ello, “tomar en cuenta la importancia del diseño implica invertir en la calidad de los procesos de enseñanza y aprendizaje en línea” (Guàrdia, 2020). Sobre todo, como evidencian los estudios de Martínez (2009: número de página) y Benítez (2010), considerando las fases que intervienen en el diseño educativo virtual a través del modelo ADDIEii:

• El análisis de necesidades educativas actuales, del perfil y condiciones del estudiante.

• El diseño de identificar actividades de aprendizaje, decidir estrategias dinamizadoras, elaborar guías didácticas, detallando en qué consistirá cada actividad. Seleccionar, crear y/o producir los materiales educativos. Decidir en qué formato y con qué tecnología se presentarán las actividades y materiales de aprendizaje. Especificar detalladamente los criterios e instrumentos de evaluación del curso.

• El desarrollo permite digitalizar la acción instruccional (estructuración del aula virtual, configuración de herramientas, verificar funcionamiento de todos los recursos).

• La implementación o impartición de clases.

• Finalmente la evaluación de todo el proceso de diseño.

En función a estas fases, se desarrolla el nivel macro (producción de secuencia didáctica – organizar la información de la asignatura de forma lógica y clara) y el nivel micro (desarrollo de guías didácticas por unidades temáticas) del diseño instruccional.

a. ¿Cuál es el perfil y rol del diseñador instruccional?

Ciertamente, la producción de un curso virtual es una tarea compleja y rigurosa que requiere de especialistas en el ámbito. Un diseñador instruccional debe ser un profesional experto en: contenido temático, pedagogía, E…. V…. A… (EVA), educación virtual, además de contar con:

• Conocimiento de reglamentos y normativas referidas a la educación no presencial.

• Experiencia en gestión de proyectos de educación e innovaciones tecnológicas.

• Habilidades informáticas básicas y complementarias de los EVA.

• Dominar algún modelo de DI y las tendencias en este ámbito.

• Conocimiento de estructuras de Secuencias y Guías Didácticas.

• Conocimiento de implicaciones de tiempo/esfuerzo que conlleva la elaboración de Secuencia (asignatura y/o módulo) y Guías Didácticas (unidades temáticas).

• Capacidad en uso y manejo de software específicos para el diseño de materiales educativos en diversos formatos.

• Conocimiento sobre instrumentos para la e-evaluación.

Desde los aportes de Patiño y Martínez y la propia experiencia en el cargo, se menciona una serie de acciones que el experto en diseño instruccional desarrolla (2019: 108).

• Diseño e impartición de cursos de capacitación a docentes basados en competencias digitales.

 • Asesoramiento pedagógico en diseño o rediseño de asignaturas y/o módulos virtuales.

 • Selección, creación y/o producción de materiales educativos claros (fondo-forma) y efectivos (en formato multimedia).

• Diseño de actividades secuencialmente interrelacionadas con orientaciones detalladas y/o instrucciones especializadas.

• Selección de herramientas digitales educativas asociadas a actividades de aprendizaje (distintas tipologías).

• Granulación del contenido e-learning para facilitar asimilación de conocimientos.

 • Desarrollo de criterios e instrumentos de evaluación de procesos y resultados (continua/final). • Digitalización: estructuración y virtualización de planificación del curso.

• Seguimiento y control continuo al proceso formativo.

• Verificación final del funcionamiento correcto de todos los recursos.

Conviene recalcar que, todas esas funciones se desarrollan de forma eficiente en un contexto multidisciplinario (Cf. PATIÑO y MARTÍNEZ, 2019). Para Chiappe (2008), Micheli y Armendáriz (2011), se habla de un equipo humano de diseño instruccional, constituidos por profesionales en campos de: pedagogía, psicología, informática, sistemas, diseño, tecnologías, comunicación y otros, contando con un número de personas que oscila entre 1-5 (como parámetro predominante), 6-10, 11-15 y más de 16…. (aclarar). Se “requiere de un equipo bien consolidado” (ARGUETA, 2017: 87) para garantizar el éxito de los proyectos de diseño instruccional, atendiendo cada una de sus fases.

Efectivamente, “hay expertos en currículo, en instrucción y en evaluación, lo que llevan adelante la tarea de pensar. Mientras que los docentes son los mero ejecutores de esos pensamientos”iii. En definitiva, nuestra realidad concreta demanda pedagogos con especialidad en el área de tecnologías educativas o viceversa y que sus competencias digitales estén a la par de la permanente evolución de las herramientas web. Es decir, el docente no debe ser concebido solo como un intelectual creativo y creador, sino también como aplicador, dejando de lado esta idea tradicional de diseño como tarea del experto. Un término interesante que aplica la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en su programa académico sobre diseño instruccional es “maestro-diseñador”.

3. FACTORES EN LA PRÁCTICA EDUCATIVA PARA LO VIRTUAL
3.1. Ofertas académicas sobre diseño instruccional

Por una parte, a nivel internacional, existen ofertas de cursos cortos y diplomados sobre DI en modalidad presencial y/o virtual, de forma comercial y/o gratuita. Como situación particular, en nuestro contexto muchas universidades (públicas/privadas) cuentan con páginas web muy bien diseñadas y plataformas virtuales en desarrollo (PADILLA y DAZA, 2011: 116).

Al momento, de forma progresiva, se adoptan estrategias innovadoras para incorporar la transformación digital en las prácticas educativas actuales. Siendo así, solo la Universidad del Valle presenta el diplomado virtual de Docencia 5.0 (en proceso de inscripción de 1ra versión) en el que se cuenta con el módulo de diseño tecnopedagógico.

Al respecto, Revollo indica que “muchas universidades están recién incursionando en este escenario” (citado en Trigo, 2020), ofertando cursos cortos sobre Moodle (básicamente) en modalidad presencial y/o virtual. Esto refleja el reto, desafío, interés, predisposición y actitud positiva de cada profesional de especializarse en el área de DI, tomando cursos virtuales internacionales (comercial/gratuita) e investigaciones por cuenta propia para ser un “maestro–diseñador”.

En todo caso, desde el ámbito de la educación, el giro a la virtualidad debe ir de la mano con el ánimo de enfrentar este reto como actores educativos bajo lineamientos conceptuales de la Web 2.0, 3.0, 4.0 y 5.0v , en el entendido que, como docente o diseñador, “siempre implica el aprendizaje de nuevas competencias y conocimientos” (MICHELI y ARMENDÁRIZ, 2011: 41).

3.2. Conectividad en Bolivia para clases virtuales

“El acceso a internet debería ser un derecho universal” (Albert Sangrà, 2020)

Por otro lado, la tecnología y el internet se convierten en herramientas esenciales para llevar a cabo un curso virtual. Al respecto, como resultado de una encuesta a nivel nacional el 2016 sobre las TIC, el 68% de la población mayor de 14 años es internauta, es decir, accede y usa web (Cf. AGETIC, 2018: 17), pero, con reducidos porcentajes destinados a actividades de: búsqueda de información, descargas de archivos y fines académicos (Cf. AGETIC, 2019).

Actualmente, la velocidad de internet, costos y cobertura, en relación con otros países de Sudamérica, avanzan muy lento, sobre todo en zonas alejadas de la ciudad, afectando directamente en el uso y aplicación de TIC en la educación (REVOLLO y RIOJA citados en Trigo, 2020). En consecuencia, tras una revisión de la conectividad en Cochabamba, se ha percatado lo siguiente:

Las provincias de Cercado y Quillacollo, debido a que cuentan con mayor población, tienen cobertura de internet en sus diferentes municipios. No ocurre lo mismo con otras provincias; por ejemplo la provincia Chapare, donde el municipio Colomi no cuenta con conexión a internet estable o deseable como para ejecutar cursos online. Estos datos fundamentan los desafíos para la ejecución de una educación 100% virtual, tomando en cuenta la integración del entorno familiar, colaborativo y la digitalización del sistema educativo.

Como afirma Valentín “diseñar y crear cursos virtuales es una tarea ardua y consumidora de tiempo” (2018). En todo caso, para su efectividad, se requiere de una conectividad óptima. Más aún si se comprende que, se está entrando a una verdadera era digital, en la que han surgido propuestas tecnológicas relacionadas con el aprendizaje profundo (Deep learning), el aprendizaje máquina (Machine Learning), las redes semánticas inteligentes, entre otras, todas ellas puestas al servicio de las TIC (MÁRQUEZ, 2017). Por consiguiente, para la realidad actual, es importante contar con una conectividad óptima y estable en el país para que las clases virtuales que se van ejecutando sean casos de éxito.

3.3. Tiempo de aprendizaje en la virtualidad

“En la educación virtual, lo que es menos es más” (Sangrà, 2020).

El tiempo de aprendizaje es “el correspondiente al número de horas que se supone que un estudiante necesitará como promedio para lograr los resultados del aprendizaje que se especifiquen para un nivel determinado” (González y Wagenaar citados en Palou y Montaño, 2008: 2).

Por una parte, en la educación presencial, el tiempo de aprendizaje del estudiante se valora en términos de horas de clase en el aula físico. Por otra parte, el tiempo en la virtualidad no transcurre de la misma forma que en la presencial. Entonces, para determinar el tiempo de aprendizaje del estudiante en la modalidad virtual, es preciso realizar un promedio de tiempo, esfuerzo y dedicación que le tomará al estudiante realizar las distintas actividades académicas planteadas en el aula virtual. Por ejemplo, el debate presencial de 45 minutos, en la virtualidad durará 3 días. Toda actividad (lectura, participación en foro, ver vídeo, tareas) dentro o fuera de la plataforma, lleva un tiempo de dedicación.

En ese marco, cada actividad de aprendizaje en el aula virtual implica tiempo para los estudiantes (realiza) y los mismos docentes (retroalimenta) (Cf. Cabrera, 2020). Es preciso aclarar que, el tiempo de los docentes en la educación presencial no toma en cuenta las horas destinadas para la preparación del material docente, el seguimiento y la evaluación continua, limitándose al cumplimiento de las horas académicas determinadas en cada institución. Por tanto, el profesor, al momento de ejecutar el proceso de diseño, debe considerar el tiempo y esfuerzo que le tomará planificar, organizar y estructurar el aula virtual; considerando solo recursos y actividades que verdaderamente aportarán al aprendizaje, no para generar una sobrecarga.

4. CONCLUSIONES

Es importante contar con un plan de contingencia, muchas instituciones educativas han sabido responder a esta crisis, continuando con las actividades académicas de forma virtual, a pesar de los diferentes desafíos (desconocimiento de docentes en el manejo de tecnologías, acceso a internet por parte de los estudiantes, entre otros).

Ciertamente, para el ejercicio de la educación virtual es imprescindible el diseño instruccional. Sin embargo, la preparación de materiales educativos, actividades y estructuración de aulas virtuales se desarrolla bajo un conocimiento general por los docentes, convirtiéndose en “maestro-diseñador”. Esto debido a que, a nivel nacional, solo una universidad privada oferta el diplomado con el módulo de diseño tecnopedagógico (primera versión-fase de inscripción).

Por otro lado, la cobertura de internet no llega a todas las regiones y la conectividad no es óptima como para ejecutar cursos 100% virtuales. Por ello, algunas universidades se han pronunciado para suspender clases virtuales, pues, no todos los estudiantes–docentes cuentan con un equipo (computadora) y conexión a internet en sus lugares de residencia (provincias/ciudades). Aun así, entra en vigencia el Reglamento específico de complementariedad de la modalidad presencial, a distancia, virtual y semipresencial, aprobado mediante D.S. N°4260 de 6 de junio de 2020.

Más allá de contar con mayor o menor experiencia en el manejo de tecnologías educativas, determinar el tiempo de aprendizaje en la modalidad virtual debe implicar el ejercicio del diseño tecnopedagógico, valorando el tiempo, esfuerzo y dedicación que le tomará al docente planificar, organizar, plantear, revisar, retroalimentar y calificar contenidos, recursos y actividades (incluso desde aprender a usar las plataformas virtuales); considerar la dedicación y esfuerzo que le toma- rá al estudiante realizar las actividades del aula virtual.

El trabajo académico realizado hasta ahora debe servir para “repensar otras estrategias didácticas, otras formas y técnicas para enseñar” (Becerra, 2020) y planificar sobre el estudio en línea y el sistema educativo mismo. Finalmente, queda recabar las experiencias de aprendizaje de los estudiantes en los EVA durante esta pandemia. También, resta averiguar sobre el instrumento de evaluación de calidad de educación virtual.

La autora de este estudio es boliviana y comunicadora, con un Máster en Educación Universitaria.

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Un relato que inspira para incentivar la lectura entre niños y niñas https://dev.guardiana.com.bo/innova/relatos-que-inspiran-leticia-piojos-y-cuentos/?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=relatos-que-inspiran-leticia-piojos-y-cuentos https://dev.guardiana.com.bo/innova/relatos-que-inspiran-leticia-piojos-y-cuentos/#comments Fri, 11 Dec 2020 11:24:00 +0000 https://dev.guardiana.com.bo/?post_type=culturas&p=9649 El filósofo y profesor Víctor Manuel Cruz Castañón, que ha ganado dos veces el Concurso Nacional de Cuento Didáctico en México y ha sido tres veces reconocido por su labor como maestro veracruzano, nos regala hoy esta historia.

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Víctor Manuel Cruz Castañón es el autor de este cuento adaptado llamado “Leticia, piojos y cuentos” y dibujo de portada de Rincón Dibujos

Viernes 11 de diciembre de 2020.- Leticia fue mi alumna en la escuela ‘Justo Sierra”, en plena Sierra. Tenía 11 años de edad. Once años conociendo las carencias y la mugre de la vida. Siempre con la misma ropa, heredada por una tradicional necesidad familiar. Once años batallando con los bichos de día y de noche. Con una nariz que como vela escurría todo el tiempo. Con el pelo largo y descolorido sirviendo de tobogán a los piojos.

Aun así, era de las primeras en llegar a la escuela. Tal vez iba por los momentos necesarios para soñar que era lo que no; aunque enfrentara el rechazo y el asco de los demás.

A la hora del trabajo en equipo nadie la quería. No dieron la oportunidad para demostrar qué tan inteligente era: el repudio fue lo que Leticia conoció.

Me desconcertaba el hecho de ver que algunos varones con características semejantes a las de Leticia eran aceptados por el resto de las niñas y los niños, pero no ocurría lo mismo con Leticia y las niñas. A mí sólo se me ocurría hacer recomendaciones que nunca fueron atendidas.

En ese tiempo me preguntaba: ¿De qué sirve leer cuentos a esos niños que no han comido?; ¿serviría de algo alimentarlos con fantasías? Yo creía que sí, pero no sabía hasta dónde.

Constantemente les brindaba relatos, sobre todo en la mágica hora de lecturas, dos veces por semana. Un día conté “La Cenicienta” y cuando llegué a la parte en que el hada madrina transformó a la jovencita andrajosa en una bella señorita de vestido vaporoso y zapatillas de cristal, Leticia aplaudió frenéticamente el milagro realizado. Había una súplica en su rostro que provocó la burla de los que no tenían la misma capacidad ni la misma necesidad de soñar. Esta vez hubo recomendaciones y regaños.

En otra ocasión, pregunté a mis alumnas y alumnos: ¿Qué quieren ser cuando sean grandes? Y el cofre de sus deseos se abrió ante mí: alguien quería ser astronauta; aunque al pueblo ni el autobús llegaba; otros querían ser maestros, artistas o soldados. Cuando le tocó el turno a Leticia, se levantó y con voz firme dijo: “¡Yo quiero ser doctora!” y una carcajada insolente se escuchó en el salón. Apenada, se deslizó en su banca invocando al hada madrina que no llegó.

Mi labor en esa escuela terminó junto con el año escolar. La vida siguió su curso. Después de quince años, regresé por esos rumbos, ya con mi nombramiento de base. Hasta entonces encontré algunas respuestas y otras preguntas. Las buenas noticias me abordaron en autobús, antes de llegar al crucero donde trasbordan los pasajeros que van al otro poblado. Llegaron en la presencia de una señorita vestida de blanco.-¡Usted es el maestro Víctor Manuel! ¡Usted fue mi maestro!, me dijo, sorprendida y sonriente. El que podía encantar serpientes con las historias que contaba.

Halagado, contesté: “Ése mero soy yo”. “¿No me recuerda, maestro?”, preguntó, y continuó diciendo con la misma voz firme de otro tiempo: “Yo soy Leticia…y soy doctora… Mis recuerdos se atropellaban para reconstruir la imagen de aquella chiquilla que en otro tiempo nadie quería tener cerca.

Se bajó en el crucero dejando, como La Cenicienta, la huella de sus zapatillas en el estribo del autobús… Y a mí con mil preguntas. Todavía alcanzó a decirme: “Trabajo en Parral… búsqueme en la clínica tal”. Y se fue.

Un día fui a la clínica que me dijo y no la encontré. No la conocían ni la enfermera ni el conserje. ¡Era demasiada belleza para ser verdad! “Los cuentos son bellos, pero no dejan de ser cuentos”, me lamentaba. Arrepentido de haber ido, y casi derrotado, encontré a la directora de la clínica y hablé con ella. Lo que me dijo, revivió mi fe en la gente y en la literatura: “La doctora Leticia trabajaba aquí. Es muy humana y tiene mucho amor por los pacientes, sobre todo con los más necesitados”. “Ésa es la persona que yo busco”, casi grité. “Pero ya no está con nosotros”, dijo la directora. “¿Se murió?”, pregunté ansioso. “No”, la doctora Leticia solicitó una beca para especializarse y la ganó. Ahora está en Italia”.

Leticia sigue aprendiendo más y enseñando sus secretos para luchar. Yo sigo queriendo saber hasta dónde llega el poder de las palabras. ¿Cuál es el sortilegio para encantar a las serpientes que jalan a los descobijados? Como profesor, ¿qué puedo hacer para equilibrar la balanza de la justicia social ante casos parecidos? ¿Cuándo empezó el despegue de los sueños de Leticia en cuanto al resto de sus compañeras y compañeros? ¿Dónde radica la fortaleza de las mujeres que superan cualquier expectativa?

Ya no quiero ser el maestro de Leticiacia. Ahora quiero aprender. Quiero que me enseñe cómo evoluciona una oruga hasta convertirse en ángel y, sobre todo, quiero descubrir cuál fue la varita mágica que la convirtió en la Princesa del Cuento.

El medio digital Durazno Hoy indica: Víctor Manuel Cruz Castañón es profesor  licenciado en filosofía y letras y en educación primaria, por las Universidades Nacional Autónoma de México y Pedagógica Nacional, respectivamente. Ha ganado en dos ocasiones el Concurso Nacional de Cuento Didáctico (en 2000 y 2002), del mismo modo, tres veces el Reconocimiento Estatal a la Labor de Maestro Veracruzano (en 2001, 2004 y 2006). Además de la docencia, Cruz Castañón realiza talleres de lectura infantil en escuelas y espacios sociales y es autor de los libros «Caritas y Mascaritas», «La Hora Feliz» y «Tres Corazones», así como de la colección de cuentos «Sonrisas de Media Luna». Cruz es uno de los docentes que más insiste en México en que se incentive la lectura en los niños.

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Los profesores que quiero para mis hijos https://dev.guardiana.com.bo/innova/los-profesores-que-quiero-para-mis-hijos/?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=los-profesores-que-quiero-para-mis-hijos https://dev.guardiana.com.bo/innova/los-profesores-que-quiero-para-mis-hijos/#respond Mon, 17 Aug 2020 11:00:00 +0000 https://dev.guardiana.com.bo/?post_type=culturas&p=8543 Mamás y papás: ¿Qué pedimos a los profesores de nuestros hijos?, ¿cuáles fueron nuestras demandas en este conflicto? Lo que pedimos ¿es realmente lo que nuestros hijos necesitan? Lo que pedimos ¿ataca realmente a la raíz de los problemas educativos?, ¿qué paradigmas en torno a la figura del docente deberíamos cuestionar?, ¿en qué debería cambiar nuestro discurso y nuestra actuación como padres y madres de familia?

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Por Jorge Grigoriu Siles para Guardiana (Bolivia)

El conflicto que vivimos a causa de las clases virtuales, el pago de pensiones y la clausura del año escolar ha generado tensión entre los diferentes actores educativos, principalmente entre padres, responsables de los colegios, y profesores.

A través de los medios de comunicación y de las redes sociales he podido escuchar la voz de cada sector, tratando de comprender lo que sucede. Coincidirán conmigo en que el problema es altamente complejo y en que ha habido situaciones y posturas incomprensibles y hasta irracionales.

Por un lado, estamos los padres de familia que, en términos educativos, tenemos una idea de aquello que es mejor para nuestros hijos; por otro, los profesores, que también tienen su postura sobre aquello que consideran mejor para sus estudiantes; y también los directivos de colegios, que además de lo educativo, demostraron intereses empresariales, que han primado en muchos casos.

Padres, maestros y directivos, hemos dado a conocer nuestra voz; sin embargo, me llama la atención que no hayamos escuchado a los principales afectados, nuestros hijos, los estudiantes.

¿Qué piensan nuestros hijos de este conflicto? ¿Cómo han vivido estos meses? ¿Cómo han vivido la experiencia de la educación virtual? ¿Cómo les afecta la clausura del año escolar? ¿Qué soluciones plantearían ellos? Éste es un tema del cual hablaré en otra oportunidad.

Entre las voces de unos y otros, y la ausencia de los sin voz, protagonizamos una auténtica Babel, en la que la confusión y los intereses particulares han triunfado sobre la búsqueda del bien mayor, que no es la economía de unos u otros, sino la educación de nuestros hijos. No hemos estado a la altura para darles un ejemplo de escucha, de diálogo, de sinergia y de solidaridad, en pro de sacar adelante la educación.

¿Estamos condenados a la incomprensión mutua?, ¿al caos generado porque no podemos hablar un mismo lenguaje?, ¿está la educación de nuestro país condenada? De verdad espero que no, tengo fe en que podemos comenzar a escucharnos, a entendernos, y a dar a la educación de las nuevas generaciones el valor que merece. Tengo fe en que podemos aprovechar esta crisis para reinventar la educación de nuestro país.

En esta línea, de la escucha, de la comprensión y de la sinergia, desde mi rol de padre de familia, me gustaría compartir con ustedes lo que pediría a los profesores de mis hijos, para comenzar a caminar en la mejora de la educación. De ahí el título: los profesores que quiero para mis hijos.

Es necesario aclarar, antes de entrar en detalles, que esto que como padre quiero pedir a las maestras y maestros va más allá de esta coyuntura, es expresión de la conciencia ante problemas educativos estructurales que vamos arrastrando hace ya mucho tiempo. La pandemia los ha visibilizado, los ha puesto en el tapete de la discusión y ojalá en camino a soluciones también estructurales.

Los profesores que quiero para mis hijos:

Profesores que faciliten experiencias de aprendizaje de calidad

Sabe profesora… no me preocupa la cantidad de horas de clase o la modalidad en la que trabaje, me interesa que ofrezca a mis hijos experiencias de aprendizaje de calidad.

Muchos padres expresan su preocupación por ofrecer a sus hijos la mayor cantidad posible de horas de clase presencial, creyendo que con ello obtendrán mejores resultados. ¡Que nadie se enoje!, pero como padre y como docente debo decirles que no hay una relación directamente proporcional entre horas de clase presencial y cantidad o calidad de aprendizaje. No la hay.

De hecho, cuando pregunto a los chicos qué hicieron en clase, muchas veces me responden cosas como esta: el profesor se sentó a revisar tareas y nos dijo que trabajemos el libro toda la hora, o me indican: el profesor nos hizo exponer el tema toda la hora. Cuando me dicen esto último, les pregunto ¿y cómo les fue?, ¿qué dijo el profesor de su exposición?, a lo que me responden: no nos dice nada, solo… que pase el siguiente grupo. Ya se imaginarán cuánto aprenden. Como ven, no se trata de la cantidad de horas, sino de la calidad de las experiencias de aprendizaje que ofrezcamos en ese tiempo.

Pero… ¿Qué hace que una experiencia de aprendizaje sea de calidad? Comparto con ustedes algunas pautas:

  • Es una experiencia planificada con base en unos propósitos de aprendizaje precisos y claros.
  • Es una experiencia que plantea retos para el estudiante, una experiencia que los desafía a aprender algo adecuado a su nivel y a sus intereses, que genera en ellos el conflicto cognitivo, esa consciencia de que para entender o explicar algo no se sabe lo suficiente y es imprescindible aprender.
  • Es una experiencia que considera la diversidad de estilos de aprendizaje, porque parte de la idea de que todos aprendemos de manera distinta.
  • Es una experiencia que diversifica las estrategias, para ayudar a los estudiantes a aprender desde sus estilos particulares y haciendo uso de sus inteligencias múltiples.
  • Es una experiencia que favorece el aprendizaje colaborativo, pues a través de la interacción y la contrastación de diferentes puntos de vista, podemos construir aprendizajes más completos, más ricos y más relevantes.
  • Es una experiencia que favorece el aprendizaje autónomo, para ayudar a que el estudiante aprenda por sí mismo, dependiendo cada vez menos de la explicación y la presencia del profesor.
  • Es una experiencia fruto del trabajo y creatividad de docentes que trabajan en equipo, pues la experiencia y conocimiento de los colegas es una ayuda fundamental para mejorar nuestra práctica y desarrollar la creatividad en la enseñanza.
A partir de ello, me atrevo a pedirles:
  • Profesores, diseñen experiencias de calidad y pónganlas en práctica. Mis hijos se lo agradecerán.
  • Profesores, tengan fe en sus estudiantes, en su capacidad para aprender y para ser creativos, háganles conocer que confían en ellos, desafíenlos a aprender, hablen menos y escuchen más. Verán cómo los chicos les sorprenden.
  • Profesores que prioricen el desarrollo del pensamiento

Profesor, se cuán importante es memorizar, pero me preocupa que mi hijo aprenda también a pensar…

Para algunos esto podría sonar raro, y hasta ofensivo: ¿acaso nuestros hijos no saben pensar? Aprendemos a pensar casi sin ser conscientes de ello, pero también debemos saber que las habilidades del pensamiento, desde las más sencillas como la descripción, hasta otras más complejas como el análisis o la inferencia, se aprenden a través de la práctica, y cuantas más experiencias tengamos para desarrollarlas, mayor dominio tendremos de ellas.

Las habilidades del pensamiento son esenciales para la comprensión del mundo que nos rodea y para la resolución de los problemas a los que nos enfrentamos cada día, sea en el campo académico, laboral o cotidiano.

Me interesa que mis hijos puedan acumular conocimientos en la memoria, sí, pero si no desarrollan habilidades de pensamiento, les será muy difícil utilizar eso que han acumulado, y más aún, les será imposible generar nuevos conocimientos, nuevas soluciones para las situaciones a las que se enfrentarán, en un mundo caracterizado por el cambio permanente y la incertidumbre.

En este sentido, no me preocupa mucho que el profesor no cumpla con todo el programa, o la nota que obtengan mis hijos, porque si en el proceso aprendieron a pensar bien, aquello que no avanzaron, lo aprenderán por sí solos.

De ahí que me atrevo a pedirles:
  • Profesores, ofrezcan a mis hijos experiencias de aprendizaje que les permitan desarrollar habilidades de pensamiento: que aprendan a observar, describir, analizar, sintetizar, reflexionar, hacer inferencias, analogías e incluso a ser creativos; experiencias que les permitan ser conscientes de aquello que saben y de la manera en que pueden utilizarlo.
  • Profesores, que las tareas, discusiones y evaluaciones exijan a nuestros hijos, no sólo la reproducción del conocimiento, sino también la aplicación del mismo y el uso de habilidades del pensamiento en la resolución de problemas reales. Así, quizá todo tenga más sentido para ellos.
Profesores que enseñen con emoción y pasión

Profesora, mi hijo odiaba la filosofía, este año lo veo entusiasmado, ni siquiera tengo que preguntarle si hizo la tarea. Gracias, usted lo ha inspirado.

El aprendizaje está ligado a la emoción y al placer, las neurociencias y el estudio sobre cómo aprende el cerebro, nos dan varias pistas al respecto. Estas neurociencias, aplicadas a la educación, nos enseñan, entre muchas cosas, que la dopamina, un neurotransmisor asociado con el placer, es producida en situaciones agradables y hace que busquemos repetir esas situaciones, es también una substancia que contribuye a la atención y la concentración; por tanto, el desafío es hacer del aprendizaje una situación agradable, que pueda ser disfrutada y también deseada.

En la medida en que las experiencias de aprendizaje que ofrezcamos a los chicos les permitan involucrarse, sean agradables, emocionantes y útiles, sus aprendizajes serán más significativos y duraderos. Se imaginan… chicos emocionados queriendo aprender más… no sé si se ve mucho de esto en nuestras escuelas…

La capacidad de emocionarse y engancharse con el aprendizaje depende no solo del tipo de experiencias de aprendizaje que diseña el profesor, sino también de aquello que comunica, de aquello que anuncia, de su Kerigma.

El término griego Kerigma que puede ser traducido como “anuncio” y “proclamación” -muy usado en teología- podría en este caso referirse a lo que anunciamos cuando ingresamos al aula.  ¿Qué anunciamos con nuestra postura corporal?, ¿con los gestos en la cara?, ¿con el tono de voz?, ¿con las primeras palabras que pronunciamos?…

Este Kerigma no está ligado solo al contenido de nuestro discurso, sino a una forma de ser que dice de nosotros, que anuncia, que proclama ante los chicos cuánto amamos nuestro trabajo, la pasión que sentimos por lo que enseñamos, el amor y el compromiso que tenemos con nuestra vocación docente. Cuando un profesor anuncia esto, los estudiantes se cuestionan y muchos de ellos se emocionan y se comprometen con el aprendizaje de la materia. Cuando nuestro Kerigma es negativo, sucede lo que escuchamos a menudo: “Mi hijo odia la materia por culpa del profesor”.

Por todo lo anterior, lo que quiero pedir es:
  • Profesores, diseñen situaciones de aprendizaje que resulten interesantes, emocionantes, que estén ligadas a la vida real, a lo que motiva a los niños y jóvenes. Planteen experiencias de aprendizaje agradables, que le permitan moverse, actuar, sentir, gozar, e involucrar todo su cuerpo y sus emociones en el acto de aprender.
  • Profesores, faciliten la emoción utilizando su voz y su cuerpo como instrumentos. Capten su atención, muévanse en el aula, utilicen la narración, cambien el tono de voz, enfaticen con el cuerpo, acérquense, emociónense con lo que dicen. Eviten que los chicos se duerman o se aburran. Que aquello que anuncian sea motivador para comprometerse con el aprendizaje.
  • Profesores, utilicen los medios que son naturales para los chicos, aquellos con los que se sienten a gusto; que el celular no sea proscrito en la escuela, que sea una herramienta más para facilitar el acceso al conocimiento.
  • Profesores, que mis hijos de enamoren del conocimiento, que amen aprender, que vean en ustedes un testimonio de aquello. ¡Inspírenlos!
Profesores que evalúen para el aprendizaje

Profesor, gracias por dedicar su tiempo para retroalimentar las tareas de mis hijos.

Por lo general, se evalúa el aprendizaje y no se evalúa para el aprendizaje. En el primer caso, evaluación de aprendizajes, lo que solemos hacer es comparar el aprendizaje con un estándar o verificar que algo se haya cumplido o se ajuste a los objetivos propuestos inicialmente, por lo general a través de exámenes. Esta evaluación es la más común, pero quizá le damos demasiada importancia.

La evaluación para el aprendizaje, a diferencia de la anterior, se orienta a que el estudiante tome conciencia de sus fortalezas y debilidades en el proceso de aprendizaje, para mejorar y aprender cada vez con mayor profundidad y significatividad. Para hacer posible esta evaluación, un factor clave (revisen nuevamente a John Hattie en su aprendizaje visible) es la retroalimentación.

La retroalimentación es entendida como la información que ofrecemos a los estudiantes respecto a su desempeño, sus productos y aprendizajes, indicándoles las fortalezas que descubrimos y los aspectos que necesitan mejorar.

Cuando la evaluación se realiza de manera personalizada, permite a los estudiantes tener mayor seguridad y encontrar la manera de mejorar cada día. Pero, la retroalimentación es mucho más que eso: es la expresión de la seriedad y el compromiso del docente con su trabajo y sobre todo con sus estudiantes.

Pasarse horas leyendo y revisando trabajos, haciendo anotaciones y sugerencias en cada uno, indicando los logros y los caminos de mejora, es una forma de decirle al estudiante:  reconozco tu trabajo y tu esfuerzo, lo valoro y dedico mi tiempo para ayudarte, eres importante para mí.

En tal sentido, no creo que sirvan de mucho las notas; lo que mis hijos necesitan son las orientaciones que el docente puede ofrecerles, fruto de sus conocimientos y experiencia. Retroalimentar, colectiva, pero sobre todo individualmente, es evaluar para el aprendizaje.

Con estas ideas, me atrevo a solicitar lo siguiente:
  • Profesores, hagan de la evaluación una experiencia pedagógica, una experiencia de aprendizaje, no punitiva ni estresante.  Que la palabra evaluación no genere inquietud, sino deseo. Que la evaluación, por medio de la retroalimentación, se constituya en oportunidad para mejorar.
  • Profesores, dedíquenle tiempo a revisar los productos que los chicos presentan, valoren el tiempo y esfuerzo invertidos, oriéntenlos sobre cómo mejorar y háganles saber que son importantes para ustedes.
  • Profesores, evalúen su propio desempeño, reflexionar sobre lo que hacemos es una de las mejores maneras de alcanzar el autodesarrollo profesional, que permite perfeccionar cada vez más la práctica.
Profesores que faciliten herramientas para vivir en sociedad

Profesora, gracias por enseñar a los niños a dialogar para encontrar soluciones a sus conflictos.

La escuela y el aula, como espacios micropolíticos (pueden googlear a Henry Giroux), son una expresión y reproducción (en pequeño) de la sociedad; en ella se viven relaciones de poder, lucha por intereses personales y sectoriales, influencias, manipulaciones, búsqueda de justicia, solidaridad, etc. Incluso están organizadas, muchas veces, con sistemas represivos, basados en el castigo y el conformismo. En ese “mundo en pequeñito”, nuestros hijos e hijas deberían aprender y prepararse para vivir en sociedad, para resolver sus conflictos, para aprender a luchar por sus intereses, pero también para aprender a renunciar y a buscar el bien de todos.

No es la cantidad de horas que el estudiante está en la escuela lo que da valor a la presencialidad, sino la oportunidad de interactuar con otros y de aprender a partir de esa interacción.

Con base en ello, me atrevo a formular lo siguiente:

  • Profesores, faciliten a mis hijos experiencias de vida en comunidad, faciliten herramientas para aprender a analizar la vida social, sus problemas y sus conflictos; faciliten a mis hijos herramientas para resolver los conflictos por el camino del diálogo y la paz, ayúdenles a ser críticos con sus propias posturas y no solo con las de los demás.
  • Profesores, ayuden a mis hijos a encontrar, desde la disciplina que enseñan, conocimientos útiles para vivir “con” y “para” los otros y no “de” o “contra” los otros. Que las matemáticas, el lenguaje, la historia, el arte, la actividad física, etc., les aporten conocimientos para comprender mejor el mundo, su sociedad, a los otros y a sí mismos.   No perdamos de vista, recuperando a Giroux, que necesitamos una nueva educación para hacer posible una nueva sociedad, basada en los valores democráticos.
Profesores que den testimonio de actuación ética

Profesor, mi hija lo pone como ejemplo de rectitud y solidaridad. Gracias por su testimonio.

Todavía recuerdo, entre muchos buenos profesores, a mi docente de introducción a la psicología, en primer semestre de la universidad; aprendí mucho de él, sobre todo de su forma de ser, de la manera en que trataba a sus estudiantes, de la sabiduría y el respeto que demostraba a través de su humildad. Más tarde, tuve la suerte de tenerlo como colega y seguí aprendiendo… Para muestra un botón, no recuerdo haberlo escuchado burlarse o hablar mal de otra persona. Con él, y con muchos otros, aprendí que más que el discurso del profesor (aquello que pueda decirnos), es su actuación y su testimonio lo que puede inspirarnos para ser mejores personas. Y cada vez que analizo la realidad de nuestro país, me doy cuenta de que antes que buenos profesionales, necesitamos buenas personas. Howard Gardner diría: una mala persona no puede ser un buen profesional.

La corrupción, la explotación, el abuso de poder y la violencia que vemos cada día no están ligados a un título profesional, a la cantidad de estudios que uno tenga, o al grupo social al que pertenezca. La clave está en la educación, en el aprendizaje de conductas éticas, orientadas por la reflexión y los valores. Eso puede aprenderse y por tanto, también puede enseñarse.

Con base en ello, me atrevo a pedir:

  • Profesores, sean testimonio de valores para mis hijos. Ellos son muy críticos y se dan cuenta cuándo alguien tiene un discurso, y actúa de otra manera. Creo que no hay nada más gratificante para un docente que ganarse el respeto de sus estudiantes.
  • Profesores, les pido que enseñen a mis hijos el respeto, la solidaridad, la coherencia y muchos otros valores, desde el discurso y desde la práctica. Yo sé que esta es una tarea de la familia, pero saben ustedes también -porque conocen la realidad de muchas familias- que la escuela es, con frecuencia, el único lugar donde los chicos pueden tener experiencia de estos valores.

– o O o –

Mamás y papás: ¿Qué pedimos a los profesores de nuestros hijos?, ¿cuáles fueron nuestras demandas en este conflicto? Lo que pedimos ¿es realmente lo que nuestros hijos necesitan? Lo que pedimos ¿ataca realmente a la raíz de los problemas educativos?, ¿qué paradigmas en torno a la figura del docente deberíamos cuestionar?, ¿en qué debería cambiar nuestro discurso y nuestra actuación como padres y madres de familia?… Espero que lo expuesto hasta aquí, sea de utilidad para la reflexión en torno a este tema tan importante.

Profesores, reconozco que hay muchos y muy buenos, pero también hay de los otros…, no es mi intención criticar su trabajo, simplemente quiero compartir mis inquietudes de padre, porque siento que es mi deber aportar.

Tengo la esperanza de que esta Babel que protagonizamos no vuelva a repetirse y que comencemos a pensar juntos, padres y profesores, en aquello que la educación de nuestros hijos necesita, tanto para responder a los desafíos actuales, como para comenzar a pensar y a construir un futuro distinto. Nuestros hijos lo necesitan, nuestro país lo necesita…

Por último, quiero manifestar que lo que acabo de compartir no sólo es la expresión de los profesores que quiero para mis hijos, es también un desafío y un compromiso conmigo mismo, como docente y como formador de formadores.

También te puede interesar leer del mismo autor: Mamás, papás, ¿y si rompemos paradigmas?

Jorge Federico Raymundo Grigoriu Siles es profesor de Religión Ética y Moral, Docente Universitario y Magíster en Formación Docente.

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