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Martes 24 de octubre de 2023.- Por efecto del calentamiento global y la continua deforestación, contaminación, déficit hídrico y derroche, el agua potable se está convirtiendo en una seria preocupación de cara al futuro y en un problema ya en el presente. Por eso, la Red de Medios de Investigación quiso hacer una especie de radiografía del agua en el eje del país donde existe mayor cantidad de habitantes: La Paz con las ciudades de La Paz y El Alto, Cochabamba y Santa Cruz, más Tarija.

Hasta el 18 de octubre de 2023, el 42 por ciento de los municipios de Bolivia estaba afectado por la sequía; el departamento de Oruro se declaró en desastre; La Paz, Cochabamba y Chuquisaca se declararon en emergencia.

Así está, en parte, la situación actualmente, ¿pero qué pasará en los próximos años?

A diferencia de otros países, en Bolivia es notoria la falta de mayor número de reservas de agua y existen al respecto proyectos inconclusos, tal el caso de la tercera fase de Misicuni que no ha sido encarada y con la que se podría duplicar la cantidad de agua.

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Se acusa al MAS de pretender tener poder sobre el acceso al agua. En el caso de Cochabamba, a través del monopolio de la distribución por parte de alcaldías afines a este partido cuando por ley organizaciones vinculadas al líquido vital para la vida también deberían tener la posibilidad de realizar esa tarea (ver artículo sobre Cochabamba).

Si bien las fuentes consultadas en los diferentes reportajes coincidieron en la necesidad de contar con más reservas de agua, no existen en todos los casos estudios completos y suficientes, tal el caso de Santa Cruz de la Sierra, ciudad que bebe agua de acuíferos, pero éstos recién los han empezado a estudiar en los últimos años.

Y en el artículo "Santa Cruz va hacia el precipicio" se muestra cómo ha ido aumentando la cantidad de gente y empresas en un departamento en el que continúa la deforestación poniendo en peligro el agua existente, cuya calidad tampoco se cuida lo suficiente para evitar que el agua sea contaminada (ver reportaje sobre Santa Cruz).

La situación del agua en Santa Cruz es un claro ejemplo de la falta de coherencia en Bolivia entre las políticas y planes para el medio ambiente y el desarrollo económico porque este último está llevando a dicho departamento hacia el precipicio en lo que se refiere al acceso de agua segura.

Tampoco hay total transparencia en el manejo de la información por parte de todas las operadoras de agua. En el caso de La Paz, se observa la falta de información por parte de Epsas que desde el 2013 está intervenida (ver reportaje sobre La Paz).

Y no se sabe qué otros proyectos más vinculados con el agua existen ni cuál es su estado de avance. Todo tiende a apuntar al presente y escaso corto plazo, con el apuro de anunciar perforación de pozos frente a una sequía que se asoma a Bolivia con dureza cada seis años por efecto del fenómeno de El Niño. Sin embargo, no se percibe que las ciudades ni los departamentos del país estén listos para enfrentarla y uno de los motivos es la falta de una óptima coordinación entre las autoridades de los diferentes niveles de gobierno como se hace notar en el reportaje sobre el agua en La Paz.

El agua es un derecho, pero no todas las personas tienen acceso a agua potable ni en las ciudades ni en el área rural. El Alto es un ejemplo de ello. Hay zonas en las que tener acceso a un pozo es la salvación para las familias (leer reportaje sobre El Alto). En otras comprar agua de un carro cisterna es la única opción, a pesar de que el agua está ahí, pero no las redes de distribución como ocurre con la zona sur de Cochabamba.

Y buena parte del agua distribuida por cañerías se pierde, sobre todo en los llamados cascos viejos de las ciudades. En el caso de Cochabamba, el 45 por ciento se pierde debido a las fugas, en una cantidad que podría servir para llenar cada día 20 piscinas olímpicas.

La ciudadanía que tiene acceso al agua potable tiende a derrocharla y usarla para todas sus actividades cotidianas, incluidas aquellas en la que se podría usar otro tipo de líquido, tal el caso de las lavanderías de carros. Baste como botón de muestra que las 53 lavanderías que existen en Tarija para 591.800 habitantes derrochan cada mes cuatro millones de litros de agua potable en dicha actividad, contaminando, además, al río Guadalquivir (leer reportaje sobre Tarija).

De esto y mucho más tratan los reportajes que ahora presenta la Red de Medios de Investigación en este paquete de indagaciones.

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