Comunicate con uno de nuestros agentes x
Comunicate con Guardiana

Como podemos ayudarte?

0

Seis reportajes de Guardiana y La Nube (Bolivia)

La pandemia de Covid-19 disparó el número de casos de enfermedades mentales. Personas con ansiedad, depresión, trastornos de pánico y otros males llenaron hospitales, hasta el punto de que algunos tuvieron que aumentar el número de turnos para poder atender a tanta gente, mientras psiquiatras, psicólogos y enfermeras debían trabajar sin un plan consensuado a nivel nacional y menos una ley sobre salud mental.

Sólo para tener una idea, en el caso del departamento de Cochabamba, la Secretaría Departamental de Salud informó que entre 2020 y 2021 se incrementaron los casos de los episodios depresivos en un 134 por ciento, los de ansiedad en un 109 por ciento y los psicóticos en un 405 por ciento.

La Red de Medios de Investigación, a la que pertenecen los medios digitales bolivianos Guardiana y La Nube, dedicó a esta problemática una serie de investigaciones en 2023. Durante las indagaciones, se descubrió que muchos de los enfermos mentales (se calcula que más del 60 por ciento de la población) acuden a la medicina tradicional por una serie de factores como el alto precio de los medicamentos usados por las y los psiquiatras; problemas en la falta de continuidad de la medicación en los seguros médicos que llevan a las familias a sacar importantes sumas de dinero de sus bolsillos y el hecho de que tener a una persona con alguna enfermedad mental en el hogar puede llegar a costar entre tres mil y cuatro mil bolivianos al mes. Esto dio lugar a que los medios digitales Guardiana y La Nube decidieran investigar la relación entre medicina tradicional y salud mental en Bolivia.

Te sugerimos leer: Más sombras que luces en la atención de la salud mental

La medicina tradicional está protegida constitucionalmente en Bolivia a partir de 2009. Desde entonces, 1.590 personas han conseguido acreditarse como médicos tradicionales. Otras normas regulan su funcionamiento.

A pesar de la existencia de normativa, no todos los que ejercen como médicos tradicionales cuentan con la autorización respectiva y los productos que usan, muchos de ellos vendidos en mercados, no cuentan con la supervisión necesaria. Es más, no incluyen información sobre su contenido y menos contraindicaciones.

La venta de "medicinas" en mercados que provienen de países como Perú y Colombia no cuenta con autorización en Bolivia para su expendio, incluida una crema de marihuana para dolores musculares. Pero igual todo esto se vende.

La falta de control y de información son una vulneración de los derechos a la información y la salud de la población, más tomando en cuenta que alrededor del 60 por ciento de ésta acude a la medicina tradicional.

A ello habrá que agregar que no todas y todos quienes dicen ser médicos tradicionales lo son. Para ejercer deberían exhibir o mostrar la credencial que les acredita como tales.

Tratamientos los hay hoy de todo tipo, incluyendo gente que ofrece terapias supuestamente procedentes de otros países. Por ejemplo, en los mayores mercados cruceños podrás encontrar manzanos completos en los que ofrecen todo tipo de terapias y no sólo bolivianas, sino del extranjero (peruanas, ecuatorianas, chinas, coreanas, japonesas, lituanas, caribeñas, brasileñas…). También verás las ofertas de la “Terapia de tratamientos nerviosos Akasinje”, de raíz japonesa; la de un “Terapeuta holístico argentino”; la del “doctor Kim”, acupunturista de origen coreano, entre otras que tienen una característica común: atienden en departamentos ubicados en condominios exclusivos y previa cita concertada anticipadamente. 

¿Cuánta información confiable existe en Bolivia sobre terapias extranjeras y nacionales, y los productos usados? Casi ninguna...

Si bien organizaciones internacionales dedicadas a la salud como la Organización Mundial de la Salud valoran el aporte de la medicina tradicional, también indica en su web: “Ahora bien, al contrario de lo que se cree popularmente, los productos de la medicina tradicional no siempre son seguros y pueden acarrear consecuencias negativas para la salud, especialmente cuando se utilizan en combinación con otros medicamentos (véase aquí) o cuando se toman en dosis altas".

"Los usuarios -indica la OMS- necesitan estar mejor informados sobre los beneficios y propiedades reales de los diversos tratamientos tradicionales y de sus posibles peligros, y tener acceso a una información digna de confianza, clara y fácilmente disponible. Un uso inadecuado pone a los consumidores en riesgo de sufrir efectos secundarios potencialmente graves como resultado de alergias, interacciones medicamentosas, contaminación de productos con pesticidas, metales pesados y otras sustancias, o daños producidos por profesionales inexpertos o mal capacitados".

Lo señalado hasta aquí son sólo algunos apuntes del contenido de los artículos que podrás encontrar en el presente paquete de reportajes elaborado por los medios nativos digitales Guardiana y La Nube con el apoyo de Capir. Que disfrutes de la lectura.

MÁS SOMBRAS QUE LUCES EN LA ATENCIÓN DE LA SALUD MENTAL

Noticia Anterior

Cinco expertas señalan el camino de Bolivia hacia un agro sostenible

Siguiente Noticia

Comentarios

Deja un Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *