Lunes 21 de agosto de 2023.-Las enfermeras acompañan de cerca a los más ancianos. Algunos de ellos sufren sacudidas esporádicas, otros se dejan guiar en su lánguido andar y, más allá, unos pasean inanimados en sillas de ruedas por los apacibles jardines del Instituto Nacional de Psiquiatría “Gregorio Pacheco” (INPGP), en Sucre.
En Sucre, la capital de Bolivia, la nueva normalidad encuentra a los internos de este centro de pacientes mentales con una tasa de mortalidad elevada tras el golpe de Covid-19 que dejó como secuela perdurable una creciente demanda de atenciones por problemas de depresión y ansiedad.
De los 355 residentes en el INPGP, el 58% procede de Chuquisaca y sus provincias, mientras que el restante 42% corresponde a enfermos mentales llegados de otros departamentos del país.
CORREO DEL SUR investiga y visita de manera habitual el centro de salud mental más antiguo de Bolivia: funciona desde 1884 en sus actuales predios, contiguos a la exestación de trenes Aniceto Arce, frente al parque Simón Bolívar, donde el entonces presidente de la República Gregorio Pacheco emplazó una infraestructura en memoria de su abuela Juana Madariaga, quien sufría un trastorno mental.
Los residentes: más varones y jóvenes
Un hombre que habla un dialecto extraño mezcla palabras que suenan a portugués y a una lengua originaria al darnos la bienvenida al patio del Instituto, mientras los demás nos ignoran, escapan o fijan su mirada en alguna parte desde sus asientos, situados alrededor de los jardines y la cancha. Es evidente que hay más jóvenes.
Los datos fríos de la Unidad de Epidemiología del Instituto dicen que desde 2020 la mayor prevalencia de enfermedades mentales según el rango de edad de los pacientes oscila entre los 20 y 39 años. Una década atrás, la mayoría tenía entre 40 y 49 años.
El número de varones residentes es de 240 y más que duplica al de las mujeres, que actualmente suman 115. Las causas principales para la internación de ambos sexos son los trastornos orgánicos, es decir, los desórdenes atribuidos a una anormalidad cerebral. Les siguen el consumo de sustancias, la esquizofrenia y los trastornos del humor.
Consultas por depresión y ansiedad
La doctora Francisca Luque, epidemióloga del INPGP, explica que también en Consulta Externa –es decir, de los pacientes que acuden pero que no necesariamente se internan– se repite la relación de más varones que mujeres.
En lo que va de 2023 atendieron a un total de 2.029 varones y las causas habituales de consulta entre ellos han sido dos: esquizofrenia y consumo de sustancias (alcohol, drogas o medicamentos recetados). En cambio, un total de 996 mujeres buscaron ayuda en el Instituto Nacional de Psiquiatría de Sucre debido a problemas de depresión.
Los trastornos neuróticos se caracterizan por generar sensaciones negativas como la angustia por tiempo prolongado, pudiendo agravarse por males como la ansiedad o la depresión.
La pandemia de Covid-19 mutó el patrón de enfermedades diagnosticadas: antes de 2019 la esquizofrenia, los trastornos y las ideas delirantes, además de los trastornos por consumo de sustancias, eran los principales diagnósticos en salud mental para ambos sexos.
Desde 2020 predominan los trastornos neuróticos, que son provocados por las sensaciones negativas de angustia por un tiempo prolongado y que se manifiestan en ansiedad o depresión. La esquizofrenia fue relegada a un segundo lugar y le siguen los trastornos orgánicos y del humor.
Aumenta el uso de ansiolíticos
Con los mismos datos de Epidemiología del INPGP, se conoce que el 100% de los pacientes que sufre trastornos depresivos y de ansiedad recibió tratamiento psicofarmacológico y esto hizo incrementar el uso de ansiolíticos.
Actualmente, los psicofármacos más usados son los antipsicóticos típicos y atípicos. En segundo lugar están los ansiolíticos como el clonazepam, el alprazolam y el diazepam. Les siguen los antidepresivos como la fluoxetina, el escitalopram, la clomipraminina y la paroxetina. Por último, se recetan los estabilizadores del ánimo: la carbamazepina y la lamotrigina.
Sin cobertura social
Los pacientes reclaman que varios de los psicofármacos que les recetan no tienen cobertura del Sistema Único de Salud (SUS). Sólo dos de un total de seis antidepresivos se entregan de manera gratuita a los afiliados.
Cinthia Bejarano, madre de familia de una persona con trastorno autista, comenta que sólo en psicofármacos su familia gasta mensualmente 1.800 bolivianos en medicamentos, “y eso con seguro”.
“Hay medicamentos que el SUS nos da, para calmarse, para dormir. Antipsicóticos, mayormente, sí nos da; pero a veces no abastecen, nos dan 15 para el mes”, dice ella al señalar que para solicitar otros deben peregrinar por una ficha de consulta médica porque estos fármacos no son de venta libre.
La muerte con rostro de Covid-19
Preocupa a las autoridades la tasa de mortalidad, que ahora se sitúa en 5,5 (por cada 1.000 habitantes). Hasta el 15 de agosto pasado se contaban 14 fallecidos. ¿Las causas principales? Paro cardiaco, obstrucción de vías respiratorias y trastornos del sistema nervioso.
Las muertes causadas por el virus dispararon la tasa de mortalidad a 7,5 ese año, un pico histórico registrado por el INPGP. Antes del covid-19, no pasaba de 2,5, lo cual significaba que no había más de seis decesos por año.
Al coronavirus, que se sitúa como la principal causa de muerte de los últimos siete años, le siguen: el shock séptico, la broncoaspiración, la insuficiencia respiratoria, el paro cardiaco, diferentes tipos de cáncer, la insuficiencia renal y las hemorragias digestivas. Todas causas de origen clínico y no psiquiátrico.
El Instituto está “rebasado”: tiene consultas programadas hasta septiembre
Parece muy lejano el tiempo en el que un paciente recibía atención el mismo día que sacaba la ficha. Esto ocurría antes de la vigencia de la Ley 1151, que establece la atención gratuita, a través del Sistema Único de Salud (SUS), para los bolivianos y extranjeros que no cuenten con un seguro social a corto plazo.
Tras este cambio, la demanda en el Instituto Nacional de Psiquiatría “Gregorio Pacheco” (INPGP) creció. Los datos más recientes indican que desde 2019 hubo un incremento del 11%. Ese año atendieron a 7.915 pacientes frente a 8.884 registrados en 2022.
Desde 2015 también hubo una reducción leve en el presupuesto general, que rondaba los 9 millones de bolivianos. La mayor parte de ese monto era generado en las consultas externas, detalla el administrador del Instituto, Javier Escalier.
Este 2023, el INPGP tiene presupuestado un total de 8.689.641 bolivianos, que provienen de cuatro fuentes de financiamiento. La más alta es del Ministerio de Economía y Finanzas, que transfiere el 51% de los recursos (para este año, Bs 4.455.480). Le siguen el SUS con Bs 2.113.332 (24%), los recursos propios Bs 1.965.829 (23%) y el aporte de la Gobernación de Bs 156.000 (2%).
De los 212 funcionarios del INPGP, la mayoría corresponde al ítem de enfermeras, entre licenciadas y auxiliares, que suman 68. Luego viene el personal manual: 63; los administrativos: 22; los encargados de informaciones: 6; las licenciadas en Farmacia: 3; los choferes: 2 y los trabajadores sociales: 2.
En la parte clínica, el instituto cuenta con 15 médicos psiquiatras, 12 médicos residentes y 4 médicos clínicos, 3 técnicos en fisioterapia, 3 psicólogos, 2 terapeutas ocupacionales, 2 odontólogos, 1 epidemiólogo, 1 neurólogo (medio tiempo), 1 fisioterapeuta, 1 licenciada en Laboratorio y 1 en nutrición.
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