Medio Ambiente archivos — Guardiana Ayudar a empoderar a una ciudadana, incluyendo su búsqueda de justicia en los casos de violencia. Tue, 20 Feb 2024 12:23:42 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.5.5 https://dev.guardiana.com.bo/wp-content/uploads/2019/03/cropped-g-morado-08-32x32.png Medio Ambiente archivos — Guardiana 32 32 Desplome del número de peces en el Pilcomayo amenaza la vida del río https://dev.guardiana.com.bo/especiales/31544/?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=31544 https://dev.guardiana.com.bo/especiales/31544/#respond Tue, 20 Feb 2024 11:14:00 +0000 https://dev.guardiana.com.bo/?post_type=especiales&p=31544 En la última década, la producción de peces en la cuenca del Pilcomayo se ha derrumbado, de 350 toneladas anuales comercializadas en 2013 a 50 toneladas en 2023. Las causas no son sólo naturales, sino humanas. Desde 2007 se sabe de la existencia de metales pesados en ese río. ¿Cómo salvar al Pilcomayo?

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Por Liliana Carrillo V. / Leny Chuquimia Ch.

Martes 20 de febrero de 2024.- El domingo 12 de noviembre de 2023, las poblaciones cercanas a Villa Montes despertaron alarmadas por una “borrachera de peces”.  Cientos de dorados, surubíes y muchos sábalos yacían muertos a orillas del Pilcomayo a causa del fenómeno por el cual la mazamorra que arrastra el río literalmente “ahoga” a las especies piscícolas. Fue el último golpe a la producción de la cuenca que atraviesa una de sus peores crisis por la merma de peces. 

“Eso nomás faltaba. Los hermanos se han llevado lindos sábalos, pero ahora va a haber todavía menos”, dice el pescador weenhayek Freddy Cortez. Frente a él, el río de cuyos frutos dependen 8.000 familias, fluye manso, turbio y enfermo.

En la última década, la producción de peces en la cuenca del Pilcomayo se ha derrumbado, de 350 toneladas anuales comercializadas en 2013 a 50 toneladas en 2023, según datos oficiales de la Gobernación de Tarija. La merma, que ocasionó la declaratoria de desastre hidrológico en el Pilcomayo, se debe a causas naturales -la sequía y el consecuente incremento de la sedimentación del río- y humanas, como la construcción de obras civiles en la frontera, la pesca indiscriminada y la contaminación del río.

Desde 2007, los monitoreos de la Comisión Trinacional para el Desarrollo de la Cuenca del Pilcomayo (CTN) dan cuenta de la presencia de metales pesados en el río. Los datos proporcionados por CTN fueron analizados por especialistas del laboratorio de la Universidad Autónoma Juan Misael Saracho (UAJMS) para esta investigación realizada por Erbol en alianza con Acceso Investigativo.

Ese estudio reveló la presencia de una veintena de metales, de los cuales se analizaron en su forma disuelta y total 13 que se consideraron más críticos debido a que están por encima del máximo permitido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre ellos cadmio, plomo y níquel; además halló valores elevados de manganeso en su forma total (agua analizada en laboratorio con todos sus componentes, sin filtrar). Las denuncias apuntan a las actividades mineras en las nacientes del río; no obstante no se descartan otras causas debido a la falta de informes oficiales sobre las variantes que contaminan las aguas y matan a los peces del Pilcomayo.

Aunque las causas son múltiples el resultado es uno: baja de ingresos para la subsistencia de 8.000 familias indígenas (Weenhayek, Guaraní y Tapiete) y de 200 familias de transportistas y comercializadores de pescado. 

“El perjuicio es grande, pues si bien hablamos de mil familias afectadas directamente, hay que considerar todo un circuito que involucra, restaurantes, hoteles y actividades turísticas a nivel nacional. La cadena productiva del sábalo, emblema del Pilcomayo, llega a los 100 millones de dólares al año”, explica Hugo Efraín Rivera Gutiérrez, secretario de Desarrollo Productivo, Recursos Naturales y Medio Ambiente de la gobernación tarijeña.

“El dueño” de los peces: la merma

El río Pilcomayo, o Tewok en weenhayek, ha sido históricamente fuente de pesca y sobrevivencia para los pueblos indígenas que habitan en sus riberas. La ictiofauna de la cuenca Pilcomayo alberga 93 especies; de ellas, la más representativa es el sábalo (Prochilodus lineatus). “Es un pez icónico entre las especies migratorias de Bolivia -explica Jaime Sarmiento, biólogo de la Unidad de Peces del Museo Nacional de Historia Natural de Bolivia– su supervivencia depende de las condiciones hidrológicas de la cuenca: cuando hay una buena inundación, hay buenas poblaciones y buena pesca; pero el cambio climático los amenaza y, aunque hay vedas, en muchos sitios continúa la pesca”.

Ante la sequía, a la que se suman las canalizaciones del Pilcomayo en Paraguay y Argentina, se han modificado las rutas tradicionales de migración del sábalo. “Lo interesante es que hemos visto que la especie ha encontrado una nueva vía de migración y reconoce su ruta de retorno a Bolivia”, explica el biólogo y recalca que son necesarias más investigaciones ante la merma de peces en el Pilcomayo.

“Contaban los abuelos que en el principio de  todo  había un personaje que tenía flecha y arco y que después se ha convertido en tronco para ir abriendo el Pilcomayo. Él es su dueño y el de los pescados”, rememora don Freddy Cortez, quien nació hace 57 años en la comunidad Capirendita. Es ex autoridad de Orcaweta, artista que recupera las canciones de su pueblo Weenhayek y, ante todo, es pescador. “Hasta los 80, había pescado para botar. La gente regalaba, barato se vendía, era mucho. Después ha empezado a escasear y ahora estamos sin sábalo, a esto hemos llegado”, lamenta.

El Pilcomayo ha sufrido una merma paulatina de peces en las últimas décadas, confirma Dinar Quispe, responsable de la Unidad de Biodiversidad, Conservación y Desarrollo de la Fauna (Codefauna), dependiente del Gobierno Autónomo Regional del Gran Chaco. “En la década de los 80 se registraban más de mil toneladas al año, en los 90 bajaron a 900 y del 2.000 en adelante han bajado incluso a 33 toneladas debido principalmente a los cambios climatológicos y  también a la intervención humana. Somos depredadores y el trabajo de conservación no es solo de Codefauna ni del gobierno regional sino de toda la sociedad”, dice el médico veterinario desde su oficina en Villa Montes.

Datos históricos de la entonces Prefectura de Tarija dan cuenta que la producción pesquera en el río Pilcomayo alcanzó las 14.061 toneladas métricas desde 1980 hasta el año 2000. El  récord, aún irrebatible, se marcó en 1986, con 1.440 toneladas. Este año son 50, aunque los datos del Gobierno Regional de Villamontes y de la Gobernación tarijeña no coinciden.

“Las causas de la merma de peces en el Pilcomayo son muchas: la principal es el cambio climático. Este año los niveles de lluvia han sido mínimos, prácticamente la veda la ha dado la  misma naturaleza. Pero está también la deforestación chaqueña, últimamente para la producción de carbón, que contribuye a la erosión del suelo aumentando la sedimentación. Está la contaminación minera que baja desde la cuenca alta y tampoco podemos obviar la pesca indiscriminada; estás últimas prohibidas por la Ley de Medio Ambiente 1333”, resume Efraín Rivera, ingeniero agrónomo de profesión, desde su secretaría en Tarija.

Las licencias pesqueras en el Pilcomayo se incrementaron de 30 en 1970 hasta 62 en 1998, de acuerdo a los registros de la Gobernación de Tarija. De ellas, 43 corresponden a miembros del pueblo Weenhayek y 17 a “criollos”. En los últimos años no se han otorgado más concesiones.

 “La mayoría de las concesiones pesqueras pertenecen a los pueblos indígenas y trabajan a manera de cooperativas con 70 pescadores en promedio, cada una. Ellas son supervisadas por los Codefaunas regionales, que cobran regalías de 50 centavos por pescado y controlan el respeto a las vedas, los métodos de pesca, la cadena de frío”, explica Rivera. Lamenta que en los últimos años se ha incrementado la pesca ilegal “que no deja facturas”.

Las denuncias de los concesionarios legales son constantes. Cada año, dicen, personas particulares violan la veda en el margen izquierdo del Pilcomayo y suelen pescar en la noche para comercializar el producto de manera ilegal. “Pescamos para la subsistencia, pero pareciera que nos marginan porque en la banda derecha la gente blanca está pescando normalmente para la comercialización, hay movilidades que llegan de Santa Cruz para llevarse el pescado, hay cantidad de peces, nosotros pedimos que también nos dejen vender, porque no vamos comer puro pescado”, sostuvo Francisco Pérez Nazario, presidente del Sindicato de Pescadores Weenhayek, en julio pasado. Pidió acciones de control a Codefauna. 

“La que era una actividad comercial se está volviendo de sobrevivencia, por eso es difícil controlar pese a todos nuestros esfuerzos. No hay más concesiones porque no hay nada qué pescar, por eso la emergencia de los pueblos indígenas”, comenta Dimar Quispe de Codefauna Villa Montes, sin proporcionar datos sobre los ingresos por regalías que obtiene el Gobierno Regional.

Por norma, Codefauna cobra Bs 0,50 por pescado comercializado. En promedio, cada tonelada tiene 770 unidades. Según la Gobernación tarijeña, en 2023 se comercializaron 50 toneladas, que representan 38.500 pescados cuyas regalías deberían significar Bs 17.750 para Codefauna Villa Montes.

“El río está enfermo”

Para la bióloga villamontina Ludmila Pizarro, presidenta de la Fundación Biochaco, a la merma de peces en el Pilcomayo contribuyen también otros factores como la tala de árboles, la contaminación minera y de desagüe y la falta de una reglamentación actualizada para la pesca. “Se trata de políticas públicas. El detrimento de la situación ambiental del Pilcomayo data de años y ha empeorado el año pasado con la ruptura del dique de colas de la Federación Departamental de Cooperativas Mineras (Fedecomin), en la parte alta. El río está sufriendo una problemática ambiental desde hace mucho tiempo, son muchos años que no está siendo atendida adecuadamente y oportunamente. Es por eso que cualquier afectación ya sea una cuenca alta en la cuenca media o en la cuenca baja ya genera un mayor impacto que repercute en lo social, en la economía de los pueblos indígenas y en su cultura. El río está enfermo”, asegura. 

Desde hace 15 años, los monitoreos de la CTN confirman la presencia de metales pesados en las aguas del Pilcomayo. El Estudio de Base Ambiental y Socioeconómico de la cuenca del Río Pilcomayo de 2018 estableció la presencia de plomo, mercurio y plata “por encima del límite establecido” en el río.  

El estudio Evaluación del contenido de metales en la cuenca del Pilcomayo, realizado por la Universidad Juan Misael Saracho para el Fondo Spotlight XVII, establece la presencia de arsénico, cadmio, cromo, manganeso, mercurio, níquel, plata, plomo, zinc y selenio en las aguas del río. 

Resta realizar análisis de la presencia de estos metales en las especies piscícolas que habitan la cuenca. “Si hay presencia de metales pesados, éstos se van depositando en los sedimentos del río y se mueven con las lluvias. Y es peor en los humedales, donde se alimentan los peces. Si hay afectación será paulatina, y se expresará en el tiempo tanto en poblaciones piscícolas como humanas. Es urgente que se hagan estudios”, recalca la bióloga Pizarro.

El 23 de julio de 2022, la rotura de un dique de colas en la comunidad de Agua Dulce, en el departamento de Potosí afectó al río Pilcomayo. “Fue una de las afectaciones ambientales más serias en este tiempo, a pesar de la constante contaminación que sufre el río. Un estudio del Sedes (Servicio Departamental de Salud) incluso halló riesgo de peces contaminados por mercurio. El Gobierno Autónomo Departamental de Tarija realizó la denuncia penal contra la Federación Departamental de Cooperativas Mineras por este daño”, asegura el secretario departamental Efraín Rivera. 

Dimar Quispe, de Codefauna Villa Montes, asegura que en su jurisdicción no se ha encontrado evidencia de contaminación de peces por metales pesados. “En ninguno de los reportes e informes técnico biológicos que hemos hecho de la migración de la reproducción de peces hemos visto de formaciones en el desarrollo de las especies, lo que sería un indicio y tampoco mortandad por esta causa. Vamos a ser muy responsables, nosotros manejamos una posible contaminación y vamos a seguir trabajando, haciendo los monitoreos correspondientes y levantando datos técnicos”, asegura.

¿Qué pasa aguas arriba?

“La parte alta de la cuenca es muy importante, lo que pase ahí tendrá un fuerte impacto aguas abajo”, afirma el investigador del Instituto de Medio Ambiente de Estocolmo (SEI por sus siglas en inglés), Cristo Pérez.

El Pilcomayo se origina en Potosí, en la Cuenca de Pampa Huari. Ahí nace como un río de montaña y avanza hacia el Chaco con todo lo que se vierte en él, incluida la contaminación minera, la natural y las aguas residuales urbanas.

Entre el 2018 y 2022, el SEI -a través de su iniciativa Bolivia Watch- y diferentes actores locales trabajaron en la elaboración del Plan Director de la Cuenca (PDC) Pampa Huari. Esta herramienta de planificación hídrica identificó al menos siete problemáticas: Agua y Saneamiento, Riego, Minería, Riesgos Hidroclimáticos, Funciones Ambientales, Institucionalidad y Equidad social y género.

“Algo que hemos identificado como un gran desafío es el uso excesivo de la tierra para las actividades mineras. Esto afecta de gran manera en temas de acceso al agua, generando un impacto tanto en la calidad como en la cantidad de líquido disponible”, explica Pérez.

Para el diagnóstico, el PDC Pampa Huari dividió el sistema hídrico en 94 unidades hidrográficas y halló actividad minera, pasada y actual, en al menos 15 de ellas. Se identificaron 11 minas o sitios mineros y 264 Pasivos Ambientales Mineros (PAM) entre depósitos de desmonte, diques de colas o acumulaciones irregulares.

“Vimos que aguas abajo de Potosí ya se presentaban conflictos por la calidad de agua en época seca y aumentaban con la época de lluvia. La hipótesis que tenemos es que cerca de los afluentes de la cabecera tenemos PAM que escurren más cuando llueve e incrementan su impacto”, relata Pérez.

 Calidad de los cuerpos de agua de la Cuenca Pampa Huari en la época de estiaje. (PDC)

   

Con datos del sistema departamental de monitoreo SIMOVH (Potosí), Sergeomin y el monitoreo comunitario, el PDC caracterizó la calidad del agua en los ríos de la cuenca Pampa Huari, conforme la Norma 512 y la Ley 1333, que establece las clasificaciones A, B, C y D. La categoría “A” es la de mejor calidad para el consumo humano, mientras que la “D” corresponde a “aguas de calidad mínima para consumo humano en los casos extremos de necesidad pública” y con tratamiento físico-químico completo, previa presedimentación.

Empero, de acuerdo al documento multisectorial, la calidad de agua de varios afluentes está muy por debajo de esa mínima clasificación por lo que se la catalogó como “E”.

“La clasificación E implica que el agua no alcanza la calidad de D del reglamento.. Es decir que presenta una calidad mala, no debería ser usada para consumo humano sin o con tratamiento, debido al grado de contaminación existente”, explica el PDC.

Los afluentes que presentaron esta clasificación son los ríos Tarapaya, Aljamayu, de la Ribera, Jayajmayu, Agua Dulce, Senoritaj Marpi, Totora D, Kakina, Pupusiri, Quilli Mayu, Ingenio Mayu, Masoni, Idelfonso, Pantizueja, Alja Mayu, Patizueja, y Siqui Mutaya.

Pero ¿cómo impacta esto aguas abajo? Esta cuenca se drena por sus diferentes afluentes dando origen al río Tarapaya, principal aportante del Pilcomayo. Es decir que todo lo que ahí dentro pasa sale hacia el resto del sistema hídrico.

El Pilcomayo es el segundo río con mayor arrastre de material. Foto: Leny Chuquimia.

La auditoría ambiental K2AP03G18-E1 de la Contraloría General de Estado (CGE) a la Zona Alta de la Cuenca Pilcomayo (Potosí y Chuquisaca), describe al afluente como uno de los ríos con mayor arrastre de sedimentos en el mundo, alcanzando una tasa media anual de 125 millones de toneladas transportadas. Esta particularidad “contribuye al arrastre de metales pesados a grandes distancias de la fuente de contaminación”.

Debido a la falta de normativa boliviana, la CGE utilizó estándares internacionales para la valoración toxicológica de sedimentos y sus límites permisibles en los cuerpos de agua de la Zona Alta de Pilcomayo. Los resultados demostraron la presencia de metales pesados en aguas y sedimentos de las zonas mineras de Potosí que son arrastrados largas distancias a lo largo del cuerpo de agua principal.

“Los índices de calidad y contaminación en las ciudades de Potosí y Sucre muestran aguas que van de mala a muy mala, según el ICA, y de muy contaminadas a contaminadas, según el ICO, en la zona urbana, mejorando su calidad a media (ICA) en el río Pilcomayo y moderadamente contaminada y poco contaminadas (ICO) en la parte baja de la subcuenca, esto debido a la casi inexistente actividad antrópica que permite la auto recuperación”, sostiene el informe.

Los metales pesados y la salud 

“El año pasado cuando hablaron de la contaminación por metales pesados vinieron a hacerme unos exámenes, para saber si estaba contaminado y mi enfermedad se debía a eso, pero hasta ahora no recibí los resultados”, sostiene el dirigente weenhayek, Freddy Cortez. 

Cuenta que padece una enfermedad renal, pero no la atribuye a lo que él llama “supuesta contaminación”. Y es que tiene más dudas que certezas sobre las pruebas de laboratorio que el Sedes Tarija y el Ministerio de Salud realizaron a los peces y las fuentes de agua del lugar luego de la ruptura de un dique minero aguas arriba.   

Las pruebas de ambas instituciones, realizadas en el mismo laboratorio, fueron encargadas por separado y sus resultados son opuestos y “Unas dicen que hay contaminación y las otras que no, nosotros ya no sabemos”, sostiene al pensar en cómo eso podría afectar a su salud.

Cortez y su familia fueron parte de las pruebas hechas por el Ministerio de Salud. Foto: Leny Chuquimia. 

El asesor de Seguimiento a Programas del Despacho del Ministerio de Salud, Alex Cornejo, señala que en 2022, luego del rebalse del dique y que las muestras de peces enviadas por el Sedes Tarija arrojaron resultados preocupantes, un equipo multidisciplinario empezó una evaluación en Villa Montes. No solo replicaron las pruebas en los peces.

“Para contrastar los resultados que teníamos optamos por hacer pruebas también a las fuentes de agua para consumo humano y a una parte de la población”, indica Cornejo.

Entre los 14 comunarios weenhayek examinados, está don Freddy Cortez y toda su familia. Todos mujeres y hombres habitantes de Capirendita, en un rango de uno a 56 años de edad, dedicados a la pesca, las labores de casa o el estudio. Cada uno entregó una muestra de su cabello en busca de una concentración de mercurio.

“Acá pasa algo preocupante. Históricamente a esta población se la ha aislado a un extremo de Villa Montes, no tienen acceso a agua, son pescadores y en su dieta lo principal es el pescado. Esta población accedió a dar sus muestras para ver si tenían afectaciones a su salud por los metales pesados. Pero los resultados salieron casi en cero”, afirma Cornejo.

Los resultados advierten que si bien se halló concentraciones de mercurio detectables en el cabello estas están muy por debajo del parámetro referencial de 1 ug/g, siendo el valor más alto el de 0.0100 ug/g y el más bajo 0,0008 ug/g.  

Aunque la autoridad sostuvo que las pruebas hechas a los indígenas fueron para tres metales pesados, entre ellos el plomo, los informes de laboratorio dan cuenta de un solo tipo de análisis: mercurio en cabello. Tampoco se analizó la concentración de arsénico o cadmio, dos elementos que ya fueron detectados en el Pilcomayo por el CTN y a los que toda la población que vive del río está expuesta. 

De acuerdo a Cornejo los efectos de la exposición a metales pesados no son inmediatos, sino que se presentan con el paso del tiempo y la interacción constante, ya sea por ingestión, aspiración o contacto.

“Puede haber anemia, hipertensión, toxicidad reproductiva, enfermedades neurológicas, trastornos dermatológicos de larga data. Estas enfermedades están registradas en el SNIS, no es que no haya datos, pero lo que es necesario es que los expertos realicen estudios para asociar la carga de estas enfermedades a los metales pesados”, indica.

Mujeres Weenhayek, en la localidad de Capirendita.  Foto: Leny Chuquimia. 

“Estos estudios deben hacerse desde el punto de vista genotóxico y con una vigilancia de los afectados, pero es algo para lo que el estado no tiene políticas”, manifiesta la genetista María Eugenia Ascarrunz. 

Sostiene que diferentes estudios comprueban que la interacción con metales pesados, plaguicidas u otros tóxicos alteran el ADN de las personas, lo que está relacionado al desarrollo de distintos tipos de cáncer y otras enfermedades crónicas. 

En 2009, Ascarrunz realizó una investigación sobre el daño genotóxico por metales pesados en una población minera de Oruro. Encontró la presencia de plomo y cadmio en 145 binomios de madres y niños que en sus células presentaban varias alteraciones.

“Pero hay que ser claros, estos estudios son preventivos. Es decir, detectamos el daño en el ADN de las poblaciones, pero no quiere decir que todos tengan cáncer o alguna de las otras enfermedades, sino que en el transcurso del tiempo pueden desarrollarlas porque ya hay un daño en su genética”, explica Ascarrunz.

Precisa que si bien se sabe que la exposición a metales pesados produce enfermedades no se puede frenar la minería o las fuentes de contaminación. “Pero lo que sí se puede realizar es un monitoreo de las poblaciones expuestas para prevenir y protegerlas. Pero lastimosamente no hay políticas de salud al respecto”, advierte la experta.

Pobladores de Villa Montes a orillas del Pilcomayo. Foto: Leny Chuquimia. 

En contrapeso, Cornejo explica que el diagnóstico y tratamiento por contaminación por metales pesados está dentro de las prestaciones que brinda el SUS. Añade que una vigilancia activa debe ser activada por los Gobiernos Autónomos Municipales. Añade que como parte del Plan Nacional de Mercurio de Salud, el Ministerio asignó 34 especialistas para reforzar el tema de la atención en toxicología en Potosí, Tarija y Chuquisaca.

El Reglamento para aplicación del SUS señala que el diagnóstico y tratamiento de nueve tipos de envenenamientos e intoxicaciones son parte de las prestaciones en los hospitales de segundo nivel, dependientes de los Gobiernos Municipales. Sin embargo, ninguna de las intoxicaciones está referida a metales pesados, sino a herbicidas, organofosforados, etanol, entre otros. La norma también señala que los municipios pueden ampliar o disminuir las prestaciones acorde a su capacidad de atención.

“En el caso del Pilcomayo, como Ministerio no queremos negar las muestras y resultados del SEDES Tarija. Lo que hemos hecho es ofrecer un monitoreo constante porque fuimos en una época del año y se necesita ver que pasa después, porque los efectos no se ven de forma inmediata sino mucho tiempo después”, reitera Cornejo.

¿Cómo salvar al Pilcomayo?

Esta es la pregunta que se hacen autoridades, pobladores e indígenas weenhayek, que en el transcurso de los años han visto como el río va desapareciendo llevándose consigo los peces y su vida misma.  

Las propuestas van llegando de a poco, desde acciones legales hasta la domesticación y  producción en cautiverio de una especie que para vivir migra. A ellas se suma la intención de marcar el camino que debe seguir el río, conocido por ser  indomable y abrirse paso por donde su caudal lo lleve. 

Laboratorios del INIAF en Villa Montes. Foto: Leny Chuquimia. 

“Viendo la problemática del Pilcomayo, desde el INIAF, estamos trabajando en la producción de microalevines de sábalo para el repoblamiento del río. Para una primera instancia tenemos un potencial de medio millón de microalevines”, sostiene el encargado del Proyecto de Investigación Piscícola de la Cuenca del  Plata del INIAF, Félix Chube García.

En el laboratorio de Villa Montes, los microalevines de los que habla crecen en peceras cilíndricas donde miles de ejemplares, casi transparentes, se mueven rápidamente. Por su tamaño y tiempo de vida sus rasgos apenas son visibles al ojo humano. 

Los reproductores que dieron origen a estos “peces bebé” fueron capturados el año pasado, en la localidad de Puente Sábalo y para este año ya se procedió a la segunda reproducción artificial. Este nuevo cardumen está destinado a la siembra de la especie y será a partir de enero de 2024 que los primeros 100 mil “bebés” serán liberados en el Pilcomayo.

A diferencia de otras especies, para el sábalo la siembra debe realizarse en la etapa de microalevines, es decir dentro de los 45 a 50 días después de la eclosión de las ovas. Dicha etapa es crucial para que la especie se adapte a su ambiente natural o al cautiverio.

“Si los entregamos más grandes, en una etapa juvenil, ya estarán adaptados al cautiverio y al introducirlos en el río serían presas de un depredador”, explica.  

Esta tarea se realizará cada año, como una forma de devolver al río la cantidad de peces que él nos da. Será la primera experiencia de este tipo en el país y no solo busca el repoblamiento, sino el incentivo de la producción en cautiverio para que el chaco incursione en la producción piscícola semiintensiva. 

“Para nosotros es importante impulsar la producción en esta región para evitar la importación y el contrabando de sábalo que viene desde la Argentina”, resalta Chube. 

Los microalevines en el laboratorio del INIAF. Foto: Leny Chuquimia.

 

Pero la idea de domesticar lo salvaje del Pilcomayo no solo se aplica a su especie estrella, sino al río mismo. Como parte de las posibles alternativas, el Proyecto Villa Montes-Sachapera (Provisa), del Gobierno Autónomo Regional de Villa Montes apunta al dragado del río para restaurar su cauce original y generar un humedal propio en territorio boliviano, que permita la recuperación del Sábalo y del río.

El Pilcomayo es uno de los afluentes con mayor tendencia a la amputación de sus ramales. Es decir que en su trayecto, debido al material que arrastra, puede tapar algún punto de su recorrido causando que el río se ampute para buscar con su rebalse una nueva ruta.  

“Desde 1930 el río Pilcomayo ha sufrido una migración. El Estero Patiño (humedal natural en territorio limítrofe entre Argentina y Paraguay) era el que nos proveía de sábalos, pero con el paso del tiempo este ha retrocedido al menos 315 kilómetros, con una tendencia a desembocar en Bolivia”, explica el director de Provisa, Gustavo Valdivia. 

Para evitar ese retroceso, en los 90, Argentina y Paraguay firmaron un convenio binacional que les permitió  la implementación del Proyecto Pantalón, un dragado doble que llevaba el cauce hacia ambos países y así evitar el retroceso.   

Propuesta para el Dragado del Pilcomayo, impulsado por Provisa. Foto: Leny Chuquimia. 

“En Villa Montes tenemos una zona límite con Argentina y donde hay un punto neurálgico que se convierte en un abanico aluvial. En época de lluvias, con la pendiente, el río se convierte en un caballo desbocado que busca varios puntos de rebalse. En estos puntos tenemos un gran potencial de humedales y un bañado para los peces”, afirma Valdivia.

Para la habilitación de este bañado se requiere identificar los puntos críticos de desborde del río y aprovechar el agua excedente durante la época de lluvias. Para ello se busca la aprobación de un dragado que conduzca las aguas hasta el sector de interés por medio de la rehabilitación de los cauces naturales antiguos. 

“Solo nos hace falta un buen estudio y la aceptación del Gobierno, porque es un tema que requiere del acuerdo de los países con los que compartimos el Pilcomayo. A nivel internacional ya hemos planteado la recuperación del cauce y el aprovechamiento de la humedad. Esto va a solucionar el tema de los peces, de la correntía y del caudal”, afirma.   

Para el secretario de Desarrollo Productivo de la Gobernación de Tarija, las soluciones deben ser de los tres países por los que pasa el Pilcomayo. “No solo es un problema de Bolivia, es también de Paraguay y Argentina. Se precisa un proyecto integral no entre los tres países. Al margen de ello, cada país debe comprometerse a cumplir ciertas condiciones. En el caso de Bolivia, el ministerio de Medio Ambiente y el de Minería deben poner coto a las contaminaciones, hacer cumplir la ley. No podemos seguir envenenado al Pilcomayo”, recalca Rivera. Mientras tanto, 800 familias de pescadores y otras tantas de comerciantes, transportistas, gastrónomos ven impotentes cómo se aniquila su economía.

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“Esta investigación fue realizada con el apoyo del Fondo Spotlight XVII de la Fundación para el Periodismo (FPP) y Acceso Investigativo, en el marco del proyecto El Pilcomayo a Profundidad, con el apoyo de la Fundación Avina, financiado por Voces para la Acción Climática (VAC)”.

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No hay acciones directas para evitar la evaporación del agua de las represas https://dev.guardiana.com.bo/especiales/no-hay-acciones-directas-contra-la-evaporacion-del-agua-en-la-paz/?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=no-hay-acciones-directas-contra-la-evaporacion-del-agua-en-la-paz https://dev.guardiana.com.bo/especiales/no-hay-acciones-directas-contra-la-evaporacion-del-agua-en-la-paz/#respond Mon, 30 Oct 2023 11:45:00 +0000 https://dev.guardiana.com.bo/?post_type=especiales&p=29835 Expertos en recursos hídricos creen que la gente que está tomando decisiones sobre la problemática del agua no es la adecuada. El Director de Recursos Naturales de la Gobernación de La Paz dice que es egresado en Ciencias Políticas.

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Texto y audios de Brenda Chiara para Guardiana (Bolivia)

Lunes 30 de octubre de 2023.- Uno de los problemas de los reservorios de agua en La Paz es la evaporación del líquido por efecto de las altas temperaturas, entre otros factores. Sin embargo, actualmente no existe ninguna acción directa mediante el uso de alguna técnica para evitar la pérdida de agua.

El director de Recursos Naturales de la Gobernación de La Paz, Luis Saucedo, quien se identificó a nivel profesional como egresado de Ciencias Políticas, explicó que desde ese nivel de gobierno se llevan adelante programas de reforestación y cuencas. Sin embargo, no indicó ninguna protección directa o técnica que se esté usando para proteger las reservas de agua de la evaporación.

Guardiana también fue a buscar a expertos en estos temas para conversar sobre lo que se puede hacer para disminuir la evaporación del agua en La Paz. Conversó con Andrés Calizaya Terceros, quien es ingeniero Hidráulico e Hidroeléctrico, Ph.D. en Gestión de Recursos Hídricos y actualmente docente investigador del Instituto de Hidráulica e Hidrología de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), y también con Ramiro Pillco, quien es doctor y especialista en Tecnologías de Conservación de Agua, Hidroclimatología, Hidrología, Modelación Hidráulica y Aguas Subterráneas, además de investigador del Instituto de Hidráulica e Hidrología de la UMSA.

Ambos especialistas confirmaron a Guardiana que no existe en La Paz protección del agua para evitar su evaporación y tampoco se está haciendo lo suficiente en general en torno a la problemática del agua por una serie de factores, entre ellos la falta de capacidad de quienes tienen que dar las directrices. “Al país también le hace falta la capacidad de recursos humanos adecuados en instituciones estratégicas que vayan haciendo uso hoy de tecnologías nuevas para que vayan dando los lineamientos para evitar este tipo de escasez de agua”, puntualizó Calizaya.

El agua que consumen quienes habitan en La Paz proviene principalmente de las represas de Hampaturi, Hampaturi Alto, Ajuankhota, Incachaca, Chacaltaya, Milluni, Tuni, Pampalarama, Alpaquita y Jankokhota, que son básicamente los reservorios más importantes que abastecen, según Epsas, a los municipios de La Paz, El Alto, Viacha, Achocalla, Palca, Mecapaca, Laja y Pucarani.

Sin embargo, el agua de dichas represas no sólo va disminuyendo cada vez más por un déficit entre el ingreso y la salida del agua, sino también por efecto de la evaporación. El especialista Andrés Calizaya indica que “la evaporación es nada más que pasar de un estado líquido a un estado gaseoso” y la suma de las altas temperaturas, la radiación solar y el efecto invernadero que hay en el planeta inciden en el proceso de la evaporación, generando déficit hídrico a nivel mundial. Esto significa que ingresa menos agua de la que sale y se evapora en las represas.

Calizaya explica a continuación dónde se produce la evaporación en La Paz y en qué cantidades cada año:

 

¿Las autoridades son competentes?

Actualmente, Bolivia pasa nuevamente por una sequía por efecto de El Niño. Ocurrió lo mismo en 2016 cuando dicho fenómeno se presentó como suele hacerlo cada seis años a nivel internacional por el calentamiento de las aguas del Pacífico.

A pesar de que ese fenómeno es cíclico y que, además, tanto Bolivia como los demás países del planeta están enfrentando los efectos del cambio climático, el país no está demostrando haberse preparado para este tipo de problemas.

Calizaya señala que son las autoridades responsables del área, las instituciones estratégicas, tanto como el Ministerio de Medio Ambiente y Agua, EPSAS, entre otras, las que “están haciendo algo mal” y que por eso se generan estas crisis. 

“Estas instituciones claves, estratégicas, como el Ministerio del Medio Ambiente y Agua y EPSAS, tienen que estar lideradas por profesionales altamente calificados, que vayan dando las pautas necesarias, lineamientos necesarios, etc.”

Andrés Calizaya Terceros, quien es ingeniero Hidráulico e Hidroeléctrico, Ph.D. en Gestión de Recursos Hídricos y  actualmente docente investigador del Instituto de Hidráulica e Hidrología de la Universidad Mayor de San Andrés 

A inicios del mes de septiembre el ministro de Medio Ambiente y Agua de Bolivia, Rubén Méndez, indicó durante un conversatorio que él jugaba con mercurio cuando era niño. Esta apreciación surgió después de que se publicaron en el país varios artículos y estudios sobre cómo el mercurio usado por la minería está contaminando los ríos, los peces y la sangre de quienes habitan en las orillas de los ríos. Por eso, esta declaración causó polémica.

La importancia de contar con profesionales capacitados en puestos gubernamentales se relaciona estrechamente con el papel crucial de la academia, lo que permite la mejora en la toma de decisiones y la gestión gubernamental.

El especialista Ramiro Pillco lamenta que “la academia no está desarrollada en Bolivia”. En el siguiente audio explica por qué es importante el trabajo de las universidades en el campo de la investigación en un mundo que “está por acabarse”.

 

¿Se invierte en la protección del agua en La Paz?

Calizaya hace notar que no se invierte en planes de protección de la evaporación de nuestros embalses, lagos y lagunas.  “Lo que tendría que hacerse es cubrir el embalse, por ejemplo, con una lona de plástico, para evitar este fenómeno, eso requiere inversiones, porque nuestros embalses son de distintas dimensiones.”

Así también el especialista indica que existen otras técnicas que serían de gran utilidad y apropiadas para el contexto nacional como son el cubrimiento con pelotitas de plástico, “que se pueden producir a partir de los plásticos de la basura que tanto utilizamos en nuestro país. Hay mucho de aquello que se puede recolectar y fabricar. Son bolitas como pelotitas de tenis, que se van vertiendo sobre los embalses”.

Por citar un ejemplo, proteger al embalse de la Represa de Incachaca de la evaporación podría llegar a costar unos 70 millones de bolivianos como se puede observar en el siguiente cuadro.

La Represa de Incachaca tiene una altura de 23 metros y una capacidad de almacenamiento de 4,2 millones de metros cúbicos de agua. Es una de las más antiguas del país. Fue inaugurada en 1940.
Acciones pequeñas con grandes beneficios

Si bien no es fácil asumir medidas y acciones para contrarrestar la evaporación porque es un “proceso natural enorme”, sí se puede poner en marcha, según Pillco, acciones pequeñas que generen beneficios a partir de la misma naturaleza, sin generar daños al medio ambiente.

Una de esas acciones se da a través de la agroforestería. El Instituto Forestal de Chile explica que la agroforestería o sistemas agroforestales (SAF) son sistemas y tecnologías de uso del suelo en los cuales los árboles, arbustos, palmas y otros se utilizan deliberadamente en el mismo sistema de manejo con cultivos agrícolas y/o producción animal, esto con el propósito de mejorar la productividad y sostenibilidad, además de generar diversos beneficios ambientales.

Esta técnica, a diferencia de la agricultura “convencional” que es posible gracias al riego natural, riego mecanizado, uso de maquinarias, combustibles y aceites que degeneran y dañan los suelos, es amigable con el entorno. Su implementación protege y mejora la calidad de los suelos y da sustentabilidad a los sistemas productivos agropecuarios tradicionales.   

“La agroforestería no es un mecanismo de siembra de agua, genera su propia agua.”

Ramiro Pillco

Pillco explica también otros beneficios de la agroforestería y “soluciones basadas en la naturaleza”.

¿Quién debe actuar para frenar la pérdida de agua?

La Red de Medios de Investigación, de la que forma parte Guardiana, publicó el 2 de octubre que entre los problemas que enfrentan los reservorios de agua de La Paz uno de los principales es la evaporación del agua. Por ello, se le preguntó al Director de Recursos Naturales de la Gobernación de La Paz si se está haciendo lo necesario para prevenir la evaporación del agua en las reservas paceñas.

Puedes leer: Más reservas de agua, bajar evaporización y coordinar mejor evitarán crisis en La Paz

“Yo creo –dijo Luis Saucedo– que en la respuesta hay dos niveles. Pienso también que la pregunta está mal planteada porque es una pregunta muy técnica. O sea, qué podemos hacer con el tema de la evaporación del agua. Y en realidad el problema no es la evaporación del agua. El problema es el calentamiento global y el tema del clima caliente que estamos pasando por estos frentes fríos. Pienso en ese sentido que la pregunta es más acertada en ese carril. Entonces, no se puede hablar directamente de un proceso de evaporación sobre La Paz. Este tema es nacional y es un tema global. Ahora, el tema de la evaporación del agua como tal es un efecto físico; es decir, a altas temperaturas se va a evaporar el agua. Entonces la verdadera pregunta es por qué se está calentando más nuestro sistema, nuestro sistema en cuanto al tema de grados de aumento que se están dando. Entonces las cifras, lo que nos hablan internacionalmente es que el planeta se está calentando entre un grado y medio y tres grados. Esa es la perspectiva que se tiene en cuanto a datos. Y esto es producto de un sistema industrial de extractivación, es decir, un sistema extractivo de recursos naturales”.

Después se le preguntó: ¿Actualmente se está aplicando alguna técnica de prevención en nuestras represas para evitar la evaporación del agua?

“Mire –respondió– es importante que se haga una segunda pregunta que es súper aclaratoria: ¿Cuáles son las tuiciones de la Gobernación con respecto a su nivel estatal? Eso es fundamental. En cuanto al tema del nivel departamental, nosotros estamos encargados de ver el recurso hídrico desde la Dirección de Recursos Naturales y la Secretaría Departamental de Derechos de la Madre Tierra en términos de prevención. ¿A qué me refiero? Nosotros hacemos dos labores fundamentales, una que es la prevención como tal y la otra que es el control y fiscalización de estos reservorios de agua”.

“Entonces, ¿por qué hago hincapié en estas tuiciones? No es la misma tuición que nosotros vamos a tener que Epsas como empresa, como empresa mixta, tampoco es la misma tuición que va a tener la Alcaldía, porque ellos ven el tema del recurso hídrico desde el servicio básico; es decir, desde llevar una tubería hasta tu casa. En nuestro caso, nosotros tenemos emplazados dos programas y un proyecto de cuencas. Voy a hacer alusión al programa de forestación, al programa Uywama Kukamasi (Aprender a Vivir Bien) y voy a hacer alusión a lo que son los proyectos de cuenca en este sentido, dentro de nuestras tuiciones”.

“En el programa Uywama Kukamasi –dijo Luis Saucedo– nosotros generamos la crianza de 120 mil plantines al año. ¿Y cuál es la idea de la generación de plantines? Hacer campañas de forestación constantes y sostenidas en el departamento. En los años 2021, 2022 y 2023, nosotros hemos lanzado campañas anuales de forestación. Arrancamos el primero de octubre y terminamos en el mes de marzo estas campañas. Esto ya es de conocimiento público. La gente sabe que cuando tú forestas una región, estás previendo varias cosas. Estás previendo, por ejemplo, el tema del uso de suelos para que el suelo se compacte y no haya rajaduras, no haya, qué sé yo, desprendimientos de tierra y la erosión, que es fundamental. Y en el caso de los plantines como tal, ellos cuando ya son grandes, son árboles, generan un proceso de sombra en la tierra, el cual impide que haya una evaporación extrema de los recursos hídricos subterráneos y superficiales. Entonces, como Gobernación, nosotros ya hemos tomado esta acción de forestar con cantidades de plantines diferentes sectores, diferentes lugares, comunidades y municipios, con la intención del resguardo del recurso hídrico a partir de un proceso preventivo”.

“Ahí está, es algo fundamental lo que les estoy diciendo. Es un proceso preventivo. Entonces, la forestación como tecnología, una tecnología ya conocida por la población, es tú colocas un plantín, colocas un árbol, este se convierte en sombra para evitar la evaporación y, por otro lado, genera el resguardo de las fuentes de agua cuando se foresta alrededor de las mismas fuentes de agua. Entonces, esa es una respuesta que se ha dado hace dos años y, bueno, es una cuestión bien técnica y también una cuestión de lógica no más también. El tema de la forestación va a ser fundamental, no sólo para el tema aire, sino para la conservación del recurso hídrico y para la conservación del recurso tierra también”.

El ingeniero hidráulico Andrés Calizaya destaca la importancia de abordar esta problemática de manera conjunta entre los distintos niveles de gobierno y la población. Precisamente, una de las grandes debilidades en la problemática del agua en La Paz es la falta de una óptima coordinación entre autoridades de los diferentes niveles de gobierno y otros actores importantes como es la operadora de agua potable Epsas que está intervenida desde el 2013.

Preocupa el Titicaca

El especialista Ramiro Pillco, quien viene trabajando los últimos 20 años en la temática de evaporación del lago Titicaca, le explicó a Guardiana que debido al cambio climático la evaporación ha aumentado. 

“La evaporación de todas las pérdidas que tiene el lago Titicaca representa entre el 90 y el 96 por ciento. El resto, el 5 o 6 por ciento, son los otros tipos de pérdidas, extracciones, descargas, demás cosas. Normalmente se tenía por día un valor de 4 o 5 milímetros (de pérdida de líquido), 3 o 4 milímetros, ahora fácilmente está por encima de 5 milímetros. Entonces, así como además no hay lluvias, la evaporación ya es determinante en este momento para una caída más brusca del nivel de agua en el Titicaca”.

Ramiro Pillco

Si la evaporación del agua en el Lago Titicaca sigue incrementándose al ritmo que lo viene haciendo, el Lago Titicaca corre gran riesgo”.

Ramiro Pillco, doctor y especialista en Tecnologías de Conservación de Agua, Hidroclimatología, Hidrología, Modelación Hidráulica y Aguas Subterráneas,

A continuación, Pillco explica un poco de la realidad que vive el lago Titicaca en torno a la evaporación, esto como consecuencia de una debacle ecológica que parece estar cerca, si no se toman las medidas necesarias de manera inmediata.

El Director de Recursos Naturales de la Gobernación de La Paz explicó que, en torno a esta problemática, desde la Gobernación de La Paz se tiene planificado implementar un anillo de forestación alrededor del lago Titicaca para evitar su evaporación. “Se están disponiendo de 30.000 plantines forestales para generar este anillo, le hemos llamado el Manto Verde de la Pachamama para el lago Titicaca”.

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RADIOGRAFÍA DEL AGUA EN CIUDADES DE BOLIVIA https://dev.guardiana.com.bo/especiales/radiografia-del-agua-en-bolivia/?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=radiografia-del-agua-en-bolivia https://dev.guardiana.com.bo/especiales/radiografia-del-agua-en-bolivia/#respond Tue, 24 Oct 2023 11:00:00 +0000 https://dev.guardiana.com.bo/?post_type=especiales&p=29590 Cinco reportajes de la Red de Medios de Investigación con los que podrás tener una idea de los problemas por los que atraviesan la gestión y consumo de agua en La Paz, El Alto, Cochabamba, Santa Cruz y Tarija.

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Martes 24 de octubre de 2023.- Por efecto del calentamiento global y la continua deforestación, contaminación, déficit hídrico y derroche, el agua potable se está convirtiendo en una seria preocupación de cara al futuro y en un problema ya en el presente. Por eso, la Red de Medios de Investigación quiso hacer una especie de radiografía del agua en el eje del país donde existe mayor cantidad de habitantes: La Paz con las ciudades de La Paz y El Alto, Cochabamba y Santa Cruz, más Tarija.

Hasta el 18 de octubre de 2023, el 42 por ciento de los municipios de Bolivia estaba afectado por la sequía; el departamento de Oruro se declaró en desastre; La Paz, Cochabamba y Chuquisaca se declararon en emergencia.

Así está, en parte, la situación actualmente, ¿pero qué pasará en los próximos años?

A diferencia de otros países, en Bolivia es notoria la falta de mayor número de reservas de agua y existen al respecto proyectos inconclusos, tal el caso de la tercera fase de Misicuni que no ha sido encarada y con la que se podría duplicar la cantidad de agua.

Guardiana te sugiere leer: A 20 organizaciones les preocupan las reservas para almacenar agua

Se acusa al MAS de pretender tener poder sobre el acceso al agua. En el caso de Cochabamba, a través del monopolio de la distribución por parte de alcaldías afines a este partido cuando por ley organizaciones vinculadas al líquido vital para la vida también deberían tener la posibilidad de realizar esa tarea (ver artículo sobre Cochabamba).

Si bien las fuentes consultadas en los diferentes reportajes coincidieron en la necesidad de contar con más reservas de agua, no existen en todos los casos estudios completos y suficientes, tal el caso de Santa Cruz de la Sierra, ciudad que bebe agua de acuíferos, pero éstos recién los han empezado a estudiar en los últimos años.

Y en el artículo “Santa Cruz va hacia el precipicio” se muestra cómo ha ido aumentando la cantidad de gente y empresas en un departamento en el que continúa la deforestación poniendo en peligro el agua existente, cuya calidad tampoco se cuida lo suficiente para evitar que el agua sea contaminada (ver reportaje sobre Santa Cruz).

La situación del agua en Santa Cruz es un claro ejemplo de la falta de coherencia en Bolivia entre las políticas y planes para el medio ambiente y el desarrollo económico porque este último está llevando a dicho departamento hacia el precipicio en lo que se refiere al acceso de agua segura.

Tampoco hay total transparencia en el manejo de la información por parte de todas las operadoras de agua. En el caso de La Paz, se observa la falta de información por parte de Epsas que desde el 2013 está intervenida (ver reportaje sobre La Paz).

Y no se sabe qué otros proyectos más vinculados con el agua existen ni cuál es su estado de avance. Todo tiende a apuntar al presente y escaso corto plazo, con el apuro de anunciar perforación de pozos frente a una sequía que se asoma a Bolivia con dureza cada seis años por efecto del fenómeno de El Niño. Sin embargo, no se percibe que las ciudades ni los departamentos del país estén listos para enfrentarla y uno de los motivos es la falta de una óptima coordinación entre las autoridades de los diferentes niveles de gobierno como se hace notar en el reportaje sobre el agua en La Paz.

El agua es un derecho, pero no todas las personas tienen acceso a agua potable ni en las ciudades ni en el área rural. El Alto es un ejemplo de ello. Hay zonas en las que tener acceso a un pozo es la salvación para las familias (leer reportaje sobre El Alto). En otras comprar agua de un carro cisterna es la única opción, a pesar de que el agua está ahí, pero no las redes de distribución como ocurre con la zona sur de Cochabamba.

Y buena parte del agua distribuida por cañerías se pierde, sobre todo en los llamados cascos viejos de las ciudades. En el caso de Cochabamba, el 45 por ciento se pierde debido a las fugas, en una cantidad que podría servir para llenar cada día 20 piscinas olímpicas.

La ciudadanía que tiene acceso al agua potable tiende a derrocharla y usarla para todas sus actividades cotidianas, incluidas aquellas en la que se podría usar otro tipo de líquido, tal el caso de las lavanderías de carros. Baste como botón de muestra que las 53 lavanderías que existen en Tarija para 591.800 habitantes derrochan cada mes cuatro millones de litros de agua potable en dicha actividad, contaminando, además, al río Guadalquivir (leer reportaje sobre Tarija).

De esto y mucho más tratan los reportajes que ahora presenta la Red de Medios de Investigación en este paquete de indagaciones.

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Más reservas de agua, bajar evaporización y coordinar mejor evitarán crisis en La Paz https://dev.guardiana.com.bo/especiales/urgen-mas-reservas-de-agua-en-la-paz-y-mayor-coordinacion-para-evitar-nuevas-crisis/?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=urgen-mas-reservas-de-agua-en-la-paz-y-mayor-coordinacion-para-evitar-nuevas-crisis https://dev.guardiana.com.bo/especiales/urgen-mas-reservas-de-agua-en-la-paz-y-mayor-coordinacion-para-evitar-nuevas-crisis/#respond Mon, 02 Oct 2023 12:00:00 +0000 https://dev.guardiana.com.bo/?post_type=especiales&p=29470 Las estrategias para La Paz deben apuntar a aumentar las reservas de agua y evitar su evaporización. Existen dificultades para acceder a la información que maneja Epsas. Hay críticas por la falta de coordinación entre autoridades de los diferentes niveles de Gobierno y la falta de planificación a corto, mediano y largo plazo.

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Lunes 2 de octubre de 2023.- En La Paz, todavía está fresco el recuerdo de la crisis del agua que s e desató a finales del 2016. Los vecinos de varios barrios de la hoyada hacían fila con baldes para llenarlos en cisternas resguardadas por militares para evitar cualquier pelea entre paceños desesperados. La gente recorría largos trayectos en busca de algún baño que sí tuviera reservas y así poder usar el inodoro o darse una ducha. Otros visitaban a algún vecino “suertudo” que tenía bajo su piso un milagroso manantial, o un tanque de reserva: un tesoro en esos momentos. Los afectados tomaban austeras duchas, a chorritos, de un recipiente para enjuagarse.

Ese incómodo recuerdo podría cobrar vida, nuevamente, tarde o temprano, si las autoridades de los distintos niveles de gobierno no coordinan esfuerzos y no se enfocan en dos elementos clave identificados por los expertos: aumentar las reservas de agua y evitar su evaporación. Por supuesto, a esto debe sumarse la conciencia de la población para hacer un uso racional del líquido elemento.

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Vecinos en la zona Sur de La Paz hacen fila con baldes para recibir agua de una cisterna (foto: Archivo Eju).

La mayoría de los glaciares que proporcionaban agua a La Paz se han derretido o están en proceso de desaparecer debido al calentamiento global. Y aunque la idea general es que cada año llueve menos en esta región del país, Marcos Nordgren, investigador de la Plataforma Boliviana Frente al Cambio Climático (PBFCC), afirma que en realidad la cantidad de lluvia no bajó (afortunadamente), pero sí se acortó el periodo en el que cae. Esto hace que se disponga de menor tiempo para almacenar la lluvia, principal fuente para el agua potable en la Sede de Gobierno, y que en las épocas secas el riesgo de revivir una crisis como la del 2016 (en la que también se vivió una sequía por el fenómeno de El Niño que también está presente ahora en Bolivia), sea más alto.

Por otro lado, el calentamiento global también ha acelerado el ritmo de evaporación de los reservorios de agua en un 5% por década (desde 1985 al 2018), de acuerdo a una investigación del 2022. Entre un 40% y 60% del agua de un reservorio puede perderse por la evaporación, apunta Nordgren.

Por ello, el investigador sugiere que se debe aumentar con urgencia la capacidad de almacenamiento de agua con nuevos reservorios (represas) y evitar su evaporación mediante distintos métodos que ya se prueban a nivel internacional.

Edson Ramírez, investigador del Instituto Hídrico de la Universidad Mayor de San Andrés, recuerda que el aporte de los glaciares al abastecimiento de agua potable en La Paz es sólo del 10%, por lo que, al igual que Nordgren, afirma que los esfuerzos deben orientarse a ampliar las capacidades de almacenamiento. Propone, por ejemplo, proyectar embalses en la región amazónica, donde llueve más, para después desviar el agua hacia esta región más seca.

Asimismo, explica que la evaporación del agua dependerá de la superficie del reservorio y su profundidad: mientras mayor es la superficie y menor la profundidad, la evaporación es más alta. Estos son, a su juicio, elementos que se deben tener en cuenta al momento de construir nuevas represas.

Comparación del tamaño de los glaciares próximos a La Paz entre 1984 y 2022
Fuente: Google Earth
Fuente: Google Earth

Además, se debe considerar estrategias creativas para evitar la evaporación. Éstas van desde el uso de telas de sombra, hasta la instalación de paneles solares flotantes (que además podrían capturar energía solar) o compuestos químicos que se colocan sobre la superficie del agua.

Pero no se debe dejar de lado otras estrategias importantes como la cosecha de agua de lluvia, el uso eficiente del agua potable (no emplearla en el lavado de coches o “largar” los inodoros), reciclar el agua que utilizamos, e impulsar una agenda internacional para frenar el cambio climático.

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Cosecha de agua en composteras distritales en la ciudad de La Paz (foto: Pablo Mansilla, Ecofractal).
Una eterna intervención y casi ninguna coordinación

La Empresa Pública Social de Agua y Saneamiento (Epsas) fue intervenida en abril del 2013 por el gobierno de Evo Morales. Entonces se anunció que la intervención duraría seis meses y cumplido ese plazo la administración debía pasar a manos de los municipios del área metropolitana de La Paz; pero esto no ocurrió hasta la fecha.

La responsable de Servicios Ambientales de la Alcaldía de La Paz, Gabriela Rivera, informa que existen grandes dificultades en el acceso a información y coordinación con Epsas, que sigue intervenida y bajo el control del Gobierno central. “Todos hacemos campañas por nuestro lado para cuidar el agua, y creo que es importante unir fuerzas”.

La falta de coordinación entre los distintos niveles de gobierno es un reflejo de la división y radicalización política en el país. En última instancia, estos desacuerdos y rencillas afectan directamente a la población.

La senadora de Comunidad Ciudadana Cecilia Requena asegura que La Paz carece de planes suficientes a mediano y largo plazo para afrontar nuevamente una situación como la de aquél entonces.

“Ni siquiera hemos tenido la capacidad de generar planes en el corto plazo, que son los de emergencia. Nos hemos dejado sorprender en 2016 por la situación”, expresa la legisladora. Comenta que en el caso de La Paz la problemática es transversal a toda el área metropolitana y que tanto cuencas, lagos y nevados deben ser resguardados con acciones integrales entre municipios, Gobernación y Gobierno central.

Requena considera que las políticas públicas que tienen el rótulo de “desarrollo” por delante, van en contra del cuidado de los recursos naturales.

“O sea, se promueve desde el Estado un agravamiento de estas condiciones ante las cuales, más bien, deberíamos desarrollar políticas públicas de resiliencia. ¿Cuáles son? Por ejemplo, cuidar el bosque; y eso es lo que ha negado nuestro Presidente en la Cumbre amazónica”.

Cecilia Requena, senadora por La Paz de Comunidad Ciudadana

Rivera coincide con los expertos en que el número de reservorios de agua debe incrementarse y se deben aplicar técnicas para evitar su evaporación. “Sería genial aprovechar superficies tan amplias. Hay varios métodos, no sólo paneles solares que sería carísimo y no parece tan viable, pero sí hay otras técnicas que utilizan aceites para hacer una capa en la superficie y así evitar la evaporación. Es pertinente implementar este tipo de medidas”. 

No obstante, recalca que con la intervención de Epsas, el municipio sólo puede mantener una posición favorable hacia estas sugerencias y coadyuvar en el marco de sus competencias hasta que la empresa pública deje de estar bajo el control central y pase a los municipios.

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Intervención de la Epsas por parte del gobierno central a principios del 2013 (foto: ABI).

La Nube intentó contactarse, a través de un cuestionario digital y llamadas telefónicas, con algún vocero de Epsas para conocer su posición al respecto, así como las estrategias desarrolladas para evitar una crisis de agua en La Paz. Pero hasta el cierre de esta edición (29 de septiembre) no hubo respuesta.

Un futuro poco prometedor

La provisión de agua para La Paz en el futuro a corto y largo plazo es poco prometedora si no se toman las acciones necesarias y previsiones. “Nadie puede saber lo que ocurrirá con exactitud, pero nosotros nos remitimos a las exposiciones académicas, y los expertos señalan que el cambio climático es inevitable y está a la vuelta de la esquina. Entonces tenemos que hacer algo al respecto”, manifiesta Rivera.

A lo largo de la historia de la humanidad se han dado migraciones masivas por sequías extremas. En lo más próximo geográficamente, en Potosí, entre las décadas del 80 y el 90, hubo desplazamientos hacia otros puntos del país por esa causa y lo mismo podría ocurrir en La Paz, anticipa Nordgren. “Si esta escasez de agua se agudiza en los próximos años será imposible sostener grandes poblaciones en esta región del país”.

El fantasma del 2016 podría regresar, con racionamientos y los consecuentes conflictos sociales que desencadena la desesperación de conseguir un poco de agua. 

Además de las conocidas campañas de sensibilización en el ahorro y uso eficiente del agua, la Alcaldía de La Paz planea emitir un decreto municipal que garantice descuentos en impuestos a las construcciones que implementen medidas para el uso eficiente de este recurso, indicó la responsable de Servicios Ambientales, Gabriela Rivera. Y se planea la emisión de normativa para fomentar la cosecha de agua y el reuso de aguas grises.

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El Alto bebe de 66 pozos y 2 represas y sólo 29% tiene cobertura total de agua https://dev.guardiana.com.bo/especiales/29300/?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=29300 https://dev.guardiana.com.bo/especiales/29300/#respond Tue, 19 Sep 2023 11:54:00 +0000 https://dev.guardiana.com.bo/?post_type=especiales&p=29300 En comparación con noviembre de 2022, Epsas registró una disminución de los niveles de agua en los embalses de las represas Tuni y Milluni, las dos abastecen de agua a la red de suministro, además de los 66 pozos. El Ministerio de Medio Ambiente y Agua ya habló de un racionamiento para fin de año.

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Martes 19 de septiembre de 2022.- La última urbanización del distrito 4 de El Alto, Mercedario 8, frontera con el municipio de Laja, alberga a la escuela El Porvenir que inició sus actividades en 2022 con 32 estudiantes de nivel inicial y primario. Los niños estrenaron hace un mes su tanque de agua de 1.200 litros del que se lavan las manos. Antes pedían el líquido a una vecina que no siempre les dotaba de agua potable y en otras, sus mamás les mandaban en botellas plásticas.

El llenado del tanque lo realiza la Alcaldía de El Alto, a través de una cisterna. La cantidad resulta insuficiente, ya que además se requiere para tareas adicionales como el baldeo del pozo ciego de la escuela y el riego de los árboles, que han sufrido debido a las altas temperaturas. Así lo explica Justo Silva, miembro del Consejo Educativo.

En Mercedario 8 no todos los vecinos cuentan con agua potable, aclara Silva. En su caso, cuando llegó a la urbanización, hace seis años, cavó un pozo para construir su casa al igual que muchos que llegaban a habitar el lugar. “Antes, el agua salía de dos o tres metros, ahora, se debe cavar más profundo, entre siete y ocho metros”.

El tanque de agua de la unidad educativa El Porvenir (foto: Aleja Cuevas).

Mercedario 8 es el resultado de la expansión acelerada de la mancha urbana del municipio alteño, pero este crecimiento no va de la mano de la oferta de agua.

El Alto tiene en total 14 distritos. Un registro de la Alcaldía del Alto devela que, en el caso del distrito 4, siete urbanizaciones no cuentan con agua potable, similar situación se da en las zonas alejadas de los distritos 1, 2, 5, 9, 10, 12, 13 y 14.

El crecimiento veloz en su población es una de sus características de El Alto que, el pasado marzo, cumplió 38 años. Es considerada la ciudad más poblada del país, después de Santa Cruz de la Sierra. La población de este municipio se duplicó en 10 años, de 414.528 (censo 1992) a 848.452 habitantes (censo 2012).

El Alto bebe de 66 pozos y dos represas

El Alto se abastece de una fuente superficial de agua, las represas de Tuni y Milluni, y una fuente subterránea: el sistema de pozos de Tilata y San Felipe de Seque, mediante un sistema de bombeo.

En una nota de noviembre de 2022, Epsas informó que la Planta de Potabilización de El Alto que suministra el servicio de agua potable al 70 por ciento de la población procesa aguas provenientes de los embalses de Tuni y Milluni. El restante 30 por ciento se abastece de más de 60 pozos de Tilata y San Felipe, que captan aguas subterráneas.

Pero en una conferencia de prensa, del 13 de septiembre pasado, el viceministro de Recursos Hídricos, Eduardo Toromayo, dijo que se tiene 66 pozos en el municipio de El Alto.

“(Son) 54 pozos adicionales a los 12 que se tenía con anterioridad; nos permiten tener hasta fin de año 15 hectómetros adicionales de oferta; entonces, hablamos de una relación de 83% de aguas superficiales a 17% de aguas subterráneas”.

Eduardo Toromayo

Según el director de Saneamiento Básico, Recursos Hídricos y Control Ambiental de la Alcaldía de El Alto, Rolando Orellana, la relación de porcentajes puede variar. Él habla de 35 por ciento mediante pozos y 75 por ciento de las dos represas. “Si hay mayor demanda, se incrementa las horas de bombeo”.

Los pozos abastecen, sobre todo, al área de influencia, a los distritos 3, 4 y 12. El resto de los distritos tiene agua mediante las dos represas, Tuni y Milluni, pero no sólo alimentan a El Alto, sino a la ladera oeste de La Paz y a los municipios de Laja, Pucarani, Achocalla y Viacha.

Según Orellana, la producción de agua tanto de pozos como de las dos represas está al límite. “Durante una época normal, llega a abastecer al límite, porque tenemos varios distritos, donde al mediodía ya no cuentan con el servicio, debido a las presiones del consumo a la demanda”.

Explica que cuando incrementa la temperatura, sube el consumo y ese proceso hace que la presión de agua reduzca, entre las 11:00 y las 14:00, en algunos lugares y, en los extremos de los distritos prácticamente no llega el líquido elemento.

“La demanda crece, la oferta se mantiene, eso hace que los extremos del área periurbana prácticamente tengan problemas en las horas pico. Eso no quiere decir que hay un racionamiento de servicio, pero la demanda hace que la presión disminuya y. por ende, no llega el agua hasta sus piletas”.

Rolando Orellana, director de Saneamiento Básico, Recursos Hídricos y Control Ambiental de la Alcaldía de El Alto

Esta disminución de presión no ocurre en invierno, no hay mayor demanda, las horas de bombeo en pozos se reducen.

Esta baja se registra en los distritos 8, 10 y 12, que se encuentran en la parte sur, colindante al municipio de Viacha y Laja. “Como funciona con gravedad, viene de la parte alta, la parte baja es donde se tiene estos efectos. No tengo la cantidad de zonas afectadas, pero son en todos los extremos de la red”, explica Orellana.  

El pozo 3 de la línea de pozos de Epsas, en el distrito 14 (foto: Aleja Cuevas).
Cisternas en zonas de la periferia alteña

Un estudio realizado por el actual secretario municipal de Agua, Saneamiento, Gestión Ambiental y Riesgos, Gabriel Pari, devela que sólo cuatro de los 14 distritos de El Alto cuentan con una cobertura total de agua potable. Algunas zonas alejadas de los 10 distritos tienen piletas y pozos.

La investigación realizada por Pari, junto con estudiantes de las carreras de Ingeniería y Agronomía de la Universidad Pública de El Alto (UPEA), fue de dos años (2021-2022). “Lo he validado con los subalcaldes, tenía la información en un 95%, por eso mostré a la población, pero hubo autoridades (municipales) que se molestaron por los datos”.

La razón principal de la falta de ese servicio es por la ausencia de la planimetría, lo cual es un requisito para que la Epsas realice las instalaciones.

Frente a esta situación, la Alcaldía de El Alto activó en diciembre de 2022 el Plan Pachamama que consiste en la dotación de agua mediante cisternas a las zonas de los distritos que la requieran, a las comunidades para el consumo, sus cultivos y la provisión también llega a los centros educativos que no cuentan con el servicio.

“Tenemos un cronograma, disponemos nuestras cisternas (cuatro) y llevamos a los colegios”, dice Pari, pero apunta que no son suficientes. “Falta. Llevamos a los distritos 9, 10, 11 y 13, en esos lugares hay colegios, pero también llenamos a los tanques y turriles de las familias”.

El funcionario observa que en El Alto no existe una planificación urbanística y que las obras de drenaje pluvial están mal hechas. “Llegan del campo, construyen, dicen: ‘Por acá es la calle’, no existe una planificación urbanística. En (la zona) río Seco, hay viviendas en medio de fábricas, entonces de ahí parte. Es una ciudad en crecimiento rápido”.

De acuerdo con Edwin Casas, secretario de Organización de la Federación de Juntas Vecinales de El Alto, por ejemplo el distrito 14, que se fundó en 2010 con 43 zonas, después de 13 años, suma 87 zonas, y estima que alcanzará a las 100.

“Hay urbanizaciones donde todavía toman agua de pozos, por ejemplo en Bonanza, Manchas Blancas, Simón Bolívar, son unas seis o siete que no tienen agua. Por tanto, estamos viendo que, mínimo, tienen que llegar las piletas públicas y eso estamos gestionando con el gerente de Epsas”.

Edwin Casas

La Brava visitó Bajo Milluni, la última zona del distrito 14. Allá el escenario de crecimiento de la mancha urbana es igual al distrito 4, donde algunas familias se proveen de agua de los pozos.  

“Aquí no hay agua. Estamos escasos. Tampoco hay alcantarillado, en la escuela usamos pozo séptico y cada mes solicitamos a la alcaldía, pero no nos escucha”.

Basilio Pinto de la junta escolar

En Bajo Milluni está el colegio El Carmen. La regenta Gladys Aguilar muestra una pileta ubicada en el piso, de donde los 463 alumnos de primaria y secundaria usan el agua para lavarse las manos, pero, para abastecer el líquido, la conserje compró una manguera para facilitar el acceso al líquido por parte de los niños.

“Habrá un poco de racionamiento”

En comparación con noviembre de 2022, Epsas registró una disminución de los niveles de agua en los embalses de las represas Tuni y Milluni, las dos abastecen de agua a la red de suministro, además de los 66 pozos.

Para el 10 de septiembre de 2023, la página oficial de la Empresa Pública Social de Agua y Saneamiento (Epsas) registró 12.632.037 metros cúbicos (m3) (51,26%) en el embalse de Tuni, menor a la del 3 de noviembre de 2022, cuando tenía 13.281.345 m3 (53,89%). En las mismas fechas, Milluni reportó 2.138.757 m3 (25,54%), mientras que este embalse en noviembre de 2022 tenía 3.208.689 m3 (38,31%).

Ante la presencia del Fenómeno de El Niño en Bolivia, que se caracteriza por lluvias intensas en la región del oriente y falta de precipitación en el occidente, el ministro de Medio Ambiente y Agua (MMAyA), Rubén Alejandro Méndez, adelantó el 13 de septiembre un posible racionamiento en el municipio de El Alto.

“En El Alto sí habrá un poco de racionamiento de agua porque la Laguna Milluni ha entrado en crisis, no ha llenado (…) Hay deficiencia, alta demanda insatisfecha. En El Alto va a faltar agua, no alarmantemente, todavía la curva no ha entrado a la parte de crisis, pero estamos preparándonos. En 2016 llegó la crisis del agua en la zona Sur (de la ciudad de La Paz), ahora ha llegado a la zona oeste (…)”.

Ministro de Medio Ambiente y Agua en conferencia de prensa

Añadió que, para paliar la escasez, se perforarán pozos en la zona de Tilata, “con una serie de plantas de tratamiento modulares para solventar un poco la falta de agua en la represa de Milluni”.

Para paliar una posible escasez, la Alcaldía coadyuva en el Proyecto Multipropósito de Agua Potable y Riego, que tiene un avance de un 95 por ciento, y abastecerá a los municipios de Batallas, Pucarani y El Alto. En su etapa inicial alimentará con 500 litros por segundo adicionales a los que se tiene.

“Pero hay que esperar que se recargue de agua para disponer del recurso, si se logra hasta diciembre, estamos hablando de que en 2024 se tendrá abastecimiento de agua, pero si no llueve tendremos que esperar hasta el 2025”, dice Orellana.

Sin embargo, informa que la nueva planta potabilizadora de aguas provenientes del Proyecto Multipropósito estará en el distrito 13. La tubería pasará por el distrito 14, una parte irá por los distritos 5, 7 y 4 y por último al 3, hasta el tanque de Pacajes. A lo largo del recorrido, habrá interconexiones que alimentarán a las redes existentes.

Para Orellana, El Alto ingresó en una época de estiaje, por tanto, se tiene que empezar a tomar conciencia del uso racional del agua. Una de las primeras acciones es el control y monitoreo de las actividades económicas que usan agua.

Además, alistan una campaña de sensibilización en los colegios. También desarrollarán un seminario para concientizar sobre el cuidado del recurso hídrico y difundirán campañas a través de redes sociales.

Pero también aseguró que se pidió a Epsas el Plan de Contingencia para la época de sequía para evitar el mismo escenario que en 2016.

Parte de la familia de Raky Quispe. En la zona Rosa Linda del Distrito 14 cuenta con un pozo que cavó hace 11 años y ahora lo cuida (foto: Aleja Cuevas).

El secretario de Organización de la Fejuve considera que parte del racionamiento será necesario hablar con los presidentes de zona para ver las maneras de ahorrar el agua. “Si nos duchábamos antes todos los días, ahora será dos veces a la semana porque así podremos ahorrar el agua, de lo contrario, estamos ‘fregados’, no podremos llegar a fin de año y habrá racionamiento de agua en la ciudad de El Alto”, así explica en el siguiente video, entre otras medidas.

Una de las vecinas de la zona Rosa Linda del distrito 14, Raky Quispe, sabe de la importancia del cuidado del agua.Si bien a principios de este año le instalaron agua potable, guarda con mucho recelo el pozo que hace 11 años cavó junto a su esposo.

“Cuando llegué, hice el pozo, de un metro de profundidad, es limpio y de eso consumía. No quiero hacer ‘perder’ porque de eso nomás lavamos nosotros. En lugares alejados se sufre de agua y alcantarillado, es lo que más se necesita, no importa si no tenemos gas, pero el agua es más importante”.

Raky Quispe

Desde su vivienda, se observa al nevado Huayna Potosí, pero también se siente el intenso calor de mediodía. Según Quispe, hace 11 años la montaña tenía un manto blanco, pero ahora ya no luce así. Es más, el agua de la vertiente que baja de ésta y que corría cerca de su casa se secó hace dos años.

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