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Guardiana, Bolivia

No basta con la inclusión de algunos puntos sobre la niñez en los programas de gobierno para trabajar, en verdad, por las niñas, niños y adolescentes en Bolivia. Hace falta una estrategia nacional de desarrollo integral que apunte sobre todo a la prevención y no únicamente a la atención de casos, y la misma debiera tener como pilares por lo menos seis pautas para incorporar los derechos de la niñez en la agenda pública de Bolivia.

Así plantea Unicef y, por ello, preparó seis prioridades sobre la niñez que fueron entregadas a cada uno de los nueve frentes políticos que se disputarán el poder en octubre para que incluyeran en sus propuestas de gobierno. ¿Lo hicieron? En parte porque en general en las mismas no existe un acápite destinado a la niñez a pesar de la importancia de la misma porque cuando se habla de ella se está hablando no solo del presente, sino del futuro de Bolivia.

Las seis prioridades son:

  • Desarrollo de una política/estrategia nacional de desarrollo integral de la primera infancia que permita la coordinación sectorial y universalizar los servicios hacia esta población.
  • Poner fin a la violencia contra niños, niñas y adolescentes.
  • Garantizar que todos los niños y adolescentes culminen el ciclo educativo y aprendan.
  • Prevenir y reducir el embarazo adolescente.
  • Impulsar la efectiva implementación del Código Niña, Niño y Adolescente en el nivel subnacional desde una visión integral y fortalecer la institucionalidad en materia de niñez.
  • Asignación de recursos públicos orientados a la garantía efectiva de los derechos de los niños y adolescentes.

Todas esas prioridades pasan, sin embargo, por la necesidad de contar con una estrategia nacional e integral que permita coordinar mejor los esfuerzos de las instituciones porque, de lo contrario, recursos humanos y económicos que no sobran en Bolivia tienden a diluirse, perderse. Por ello, Unicef indica que "si bien el país ha dado grandes pasos en la ampliación de las coberturas de atención en salud a madres embarazadas y niños menores de seis años y de cobertura del nivel preescolar, es importante que todas estas acciones estén cobijadas en una política/estrategia nacional que dé una visión de integralidad y concurrencia en la prestación de los diferentes servicios...", sobre todo haciendo hincapié en los primeros cinco años de las niñas y niños porque son los que definen las bases de las capacidades que tendrá una persona el resto de su vida en la escuela, en el mercado laboral y en sus relaciones con la familia y la sociedad.

Por ello, dentro de la gran estrategia debiera existir una orientada específicamente a velar por la primera infancia para garantizar la supervivencia y salud de la madre embarazada y del recién nacido con los servicios de salud como punto de partida.

Sin embargo, esa primera infancia preocupa a Unicef porque no solo suele ser maltratada por extraños, sino por su propia familia que en vez de cuidarla, todavía considera los castigos físicos como una opción, olvidando que existe una alta probabilidad de que la niña o el niño que es víctima pueda terminar haciendo lo mismo con sus propios hijos ya de adulto. Por ello, la estrategia tiene que tener un fuerte componente educativo.

La violencia contra la niñez y adolescencia -dice Unicef- se manifiesta de diferentes formas, tales como el abuso sexual, la negligencia en el cuidado, el abandono, el castigo corporal y la explotación sexual. Todas estas manifestaciones tienen como consecuencias negativas severas en el desarrollo integral de los niños, niñas y adolescentes a lo largo de su vida, consecuencias que se pueden considerar en el corto, mediano y largo plazo.

"En algunos casos, la violencia puede pasar de una generación a otra cuando los niños, niñas y adolescentes la sufren, aumentan de manera pronunciada sus probabilidades de que vuelvan a ser víctimas de la misma o se comporten de manera violenta al llegar a la edad adulta. Según el Estado Mundial de la Infancia 2011 de Unicef, los niños expuestos a la violencia doméstica tienen el doble de probabilidad de convertirse en hombres abusadores y en el caso de las niñas, de aceptar la violencia en el matrimonio" (Unicef).

En Bolivia, los feminicidios siguen en aumento en vez de disminuir a pesar de la existencia de la Ley 348 que fue aprobada en 2013 para proteger a las personas, especialmente a las mujeres, de la violencia. Y no solo continúa y aumenta la violencia, sino que hombres jóvenes están matando con saña y este escenario es el que Unicef quiere que Bolivia trate de evitar protegiendo a la niñez.

Por ello una estrategia debiera ser, en el caso de la niñez, transversal y hacer hincapié en el sistema educativo y, para ello, sería bueno contar con información sobre cómo está la calidad de la educación en Bolivia. "La educación de calidad -indica Unicef- es fundamental para garantizar resultados de aprendizaje adecuados para niñas, niños y adolescentes. Sin embargo, no existe información actualizada sobre si los estudiantes de la educación primaria y secundaria están logrando los aprendizajes esperados para cada nivel. Esto es particularmente importante para medir los resultados de la reforma educativa y la implementación del nuevo modelo de educación intra, intercultural y plurilingüe".

Unicef sabe que se trata de una problemática compleja en Bolivia que requiere trabajo coordinado, integral y de largo plazo en todos los frentes y para llevarlo adelante se necesita contar con información actualizada sobre todo lo que está ocurriendo con la niñez en el país. Y si este trabajo se lo hace a partir de una estrategia, será esta la que nos muestre cuánto de dinero se necesita invertir en la niñez.

Cumplir la ley

El denominado Código Niña, Niño y Adolescente, aprobado en julio de 2014, aún no ha sido aplicado en su totalidad de acuerdo a la evaluación hecha por Unicef, sobre todo a nivel subnacional que implica el trabajo de las gobernaciones, alcaldías y comités de niñas, niños y adolescentes que ya deberían estar conformados; sin embargo, estos solo existen en un 10 por ciento de los municipios.

"Un importante desafío -dice Unicef- en la implementación de esta normativa es la debilidad institucional en el país que tiene un arraigo de larga data en Bolivia. La falta de mecanismos operativos que hagan plenamente vinculantes las políticas y determinaciones emitidas por el Gobierno central para los tres niveles de gobierno; el desconocimiento de la normativa en materia de niñez por parte de las diversas autoridades e instancias; las limitaciones para que las normas se traduzcan en asignación de recursos suficientes en la asignación de personal calificado, en la instalación de sistemas de rendición de cuentas de los funcionarios públicos, en la reglamentación operativa y administrativa y en el sistema de formación permanente y acreditación de los funcionarios públicos, han sido una constante que ha obstaculizado el correcto funcionamiento y desarrollo de los mecanismos previstos por el Código, lo que pone en riesgo su impacto y sostenibilidad".

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