Por Madeleyne Aguilar de La Nube (Bolivia)
Desde la ciudad de La Paz son aproximadamente 200 kilómetros hasta el municipio de La Asunta, ubicado en la provincia Sud Yungas. El viaje se hace más difícil cuando el cuerpo de uno de los pasajeros se resiste a acercarse al punto de destino, una reunión con el sacerdote exorcista Waldo Riveros.
Él no hace los exorcismos al primer pedido. Antes, debe contactar a la persona para evaluar el caso. En esta ocasión, cuando la persona está a 50 metros de él, ya comienza a manifestar incomodidad, le cuesta caminar. “Ahí me doy cuenta de que es un problema espiritual, porque la persona tiene una lucha interna. Intenta acercarse y hablar, pero algo está luchando para impedirle”.
Una vez vencidas estas barreras, tienen una entrevista. La persona entra en trance. De hecho, “se pierde” y “comienza a hablar el espíritu”, según Riveros. Éste habla con toda tranquilidad: "¿Qué quieres? —dice dirigiéndose al exorcista—. ¿Por qué me atacas? Esta persona me pertenece".
Para avalar que se trata de un problema espiritual y no de otro tipo, Riveros analiza las reacciones. “Son variables. Pueden ser gritos, que la persona se quede rígida; violencia física, agresividad, que no reciba el agua. Finalmente, cuando se termina la sesión, la persona está agotada: ´Como si me hubiera pisado un tren´, dicen algunos”. El sacerdote explica que cuando existen problemas espirituales o posesiones, habrá estas reacciones cuando se hacen rezos, se le acerca el agua bendita o cuando se le muestra la cruz de Jesús.
En la parroquia Nuestra Señora del Carmen (Carmelitas) de la zona de Sopocachi, hay otro sacerdote que practica exorcismos: el padre Armando Sejas; sin embargo, no es tan abierto a las entrevistas periodísticas. ¿La causa? No le gusta el sensacionalismo sobre los exorcismos. Además, advierte que existe un riesgo para aquellas personas que pueden obsesionarse con la idea del demonio y creer que están poseídas, cuando no es así.
Tras mucha insistencia, Sejas acepta responder algunas preguntas a La Nube. No permite que se graben sus respuestas, pero accede a que se tome apuntes:
Existen características que indican que la persona está afectada espiritualmente por una presencia maligna. Éstas no suceden todas al mismo tiempo, y no necesariamente se suscitan todas en una misma persona. Además, aclara que no todos los casos son posesiones. Las señales para determinar el grado de la afectación son “características indelebles”, indica Sejas.
Ambos sacerdotes afirman que han visto estas señales. “Por ejemplo, entienden lenguajes desconocidos, frases de idiomas que no han estudiado. O descubren cosas distantes o secretas. Por ejemplo, me puede decir cosas de mi vida personal que no tiene manera de saber”, cuenta Riveros.
Como parte de la evaluación, solicitan a las personas que acuden a ellos que se sometan a exámenes médicos antes de suponer que se trata de una posesión. Por ejemplo, se realizan encefalogramas (estudio que mide la actividad eléctrica en el cerebro). Sin embargo, “hay casos en los que la ciencia dice que el cuerpo está bien, pero la persona no se siente bien”, comenta Riveros.
También él evalúa antecedentes. “Yo pregunto si antes ha jugado a la ouija; participado en sesiones de médiums; hecho invocaciones al demonio; pertenecido a una secta satánica. Son indicaciones de que esta persona está en un ámbito espiritual serio”, asevera.
Obsesión con el demonio
Tal como afirma el sacerdote Armando Sejas, existen varios casos de personas que se obsesionan con la idea del demonio y las posesiones. La doctora Elizabeth Patiño, presidenta de la Sociedad Boliviana de Psiquiatría, explica que estos casos están tipificados como Trastornos Disociativos de Posesión y están dentro de los trastornos de la ansiedad, desde el ámbito psiquiátrico. Asegura que “de una y otra manera, casi todos (los psiquiatras) han atendido ese tipo de casos”.
Consultado, el psicólogo clínico Juan José Vargas indica que “no hay posesión demoníaca desde la perspectiva desde la psicopatología, la psiquiatría, neurología ni la psicología clínica”.
“Creer que están poseídos, cuando hablan más grueso o en otros idiomas o al revés, no es más que lenguaje desorganizado. La fuerza anormal es típica en personas con trastornos mentales, u otros fenómenos que ahora se pueden explicar”.
Psicólogo clínico Juan José Vargas
Respecto a aquellos que ven a demonios o almas, Vargas asegura que “son alucinaciones auditivas y visuales. También pueden sentir olor a flores o de lo contrario pestilentes, que son alucinaciones olfativas”.
En el siguiente testimonio se tiene el caso de una joven que escuchaba voces y veía seres, además de sentir malestar en el cuerpo y tener momentos en que perdía toda noción de sí misma, más si se acercaba a una iglesia, a objetos religiosos o cuando después tuvo que tomar agua bendita, lo que le pareció lo más asqueroso del mundo. Quien entregó el video a La Nube pidió que la joven y el sacerdote no pudieran ser identificados, motivo por el que se tuvo que editar la imagen y las partes en que el exorcista era mencionado.
“Que tenga esquizofrenia no significa que no tenga necesidad de exorcismo”
Las solicitudes de ayuda pueden tratarse de casos mentales o psicológicos, reconocen los sacerdotes entrevistados, pero estas características les alertan que también puede tratarse de un tema espiritual.
Riveros asegura que se suele percibir una distinción entre medicina y religión, como que una se dedica al ámbito físico y otra al espiritual. Sin embargo, él aclara que “no hay distinción, el hombre es cuerpo, pero también es espíritu. Todo lo que es ser humano está concatenado entre sí, está armado”.
Respecto a la diferenciación con casos de esquizofrenia o ansiedad de los casos de posesiones, el sacerdote indica que “tampoco se puede decir: esto es esquizofrenia y esto es para exorcismo, ni esto es para exorcismo y no es esquizofrenia; porque hay casos de una combinación. Si bien hay síntomas para determinar cada uno, puede tener ambos. si tiene esquizofrenia, no significa que no tiene necesidad de exorcismo”.
La autorización para hacer exorcismo
Riveros explica que los casos de los exorcismos requieren mucha discreción. Esto lo limita a que no tome notas ni registros de los casos que atiende. Esta decisión surgió por tres razones. Primero, porque “el ámbito espiritual es tan diverso y rico que puede volcarse contra uno (contra el sacerdote exorcista). Segundo, la persona puede ser un personaje público y tiene derecho a su privacidad (así como cualquiera). Tercero, hay mucha curiosidad sobre el tema espiritual y el exorcismo, pero poca curiosidad respecto a Dios y la cuaresma. Hay un desequilibrio. El tema del diablo jala más que el tema de Dios, pero la realidad es que Jesús es mucho más importante”, afirma.
Sejas explica que los casos de posesiones son realmente muy escasos. De hecho, durante la entrevista evita usar el término; en su lugar dice que se trata de “afectaciones malignas”. Tampoco usa mucho la palabra exorcismo. Remarca que gran parte de las personas que le solicitan estos servicios tienen otro tipo de problemas espirituales que no requieren un exorcismo. También, en muchos casos, son temores psicológicos.
Para Sejas existe un “esquema de atención espiritual” para atender a las personas que solicitan su ayuda. En primer lugar, la persona afectada debe “sentir que necesita la ayuda”. Además, en estos procesos hay un acompañamiento de la familia.
“Si tiene un trastorno de la personalidad, se le sugiere tener atención psicológica y psiquiátrica. Es un punto de apoyo”, afirma. De hecho, Sejas narra que ha atendido casos en los que la persona afectada es también atendida por un psiquiatra.
“Nosotros al rezar no vamos a hacer daño a nadie”, asevera el sacerdote. Y explica que el rito del exorcismo es una oración para pedir la liberación y para expulsar al mal.
¿Qué habilita a un sacerdote para ser exorcista? Para efectuar exorcismos, los religiosos necesitan una autorización de la Iglesia Católica. Ésta es emitida por el arzobispo u obispo. Sejas afirma que él fue autorizado y es el único, según tiene conocimiento, que puede hacer este rito en La Paz. Sejas es parte de la Asociación Internacional de Exorcistas (Associazione internazionale degli esorcisti, en italiano), una organización católica con base en Roma.
Por otro lado, Riveros informa que también fue autorizado, pero además sabe que hay, al menos, cinco exorcistas en Bolivia. Aclara que también el obispo de cada jurisdicción está en la capacidad de hacer exorcismos si se requiere. Riveros también fue capacitado en Roma, en un curso de oraciones de liberación. Éste antes sólo se dictaba en Roma, pero actualmente ya llegó a otros países como México, según tiene conocimiento.
El rito
Ambos sacerdotes, Armando Sejas y Waldo Riveros, aclaran que el rito del exorcismo no daña a la persona. “El rito del exorcismo es una oración, para pedir la liberación y expulsar al mal”, dice Sejas. Si la persona que acude a ellos también tiene un trastorno mental o enfermedad, debería tratarse. Por otro lado, un exorcismo es una forma de ayudar a una persona que ha perdido su libertad. “(El demonio) busca apropiarse del cuerpo, porque no tiene materia. Por eso puede entrar en una persona, un animal o un objeto”, explica.
Si bien La Nube no pudo presenciar un exorcismo, el padre Riveros mostró el rito en el que consiste, es un libro y, efectivamente, es una oración.
¿Qué pasa con el alma de una persona cuando está poseída? “El demonio no puede tocar el alma. Puede manipular tu cuerpo, hacerte hablar, que seas más violento o causarte depresión y que te hagas daño. Exorcismo significa sacar a ese demonio o ser maligno”.
En un exorcismo los sacerdotes “no tienen manifestaciones extraordinarias”, aclara Sejas. Lo que ellos hacen es ayudar a las personas “mediante el poder de Dios”.
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Esta investigación fue realizada gracias al soporte del Consorcio para Apoyar el Periodismo Independiente en la Región de América Latina (CAPIR), un proyecto liderado por el Institute for War and Peace Reporting (IWPR).
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