Martes 8 de agosto de 2023.- Eugenia tenía 30 años cuando la internaron por esquizofrenia en la Unidad de Salud Mental del Hospital de Clínicas. Escuchaba voces y le dolía la cabeza. Salió después de un mes, pero medicada y en estos 20 años, aún asiste a consultas y sigue con fármacos. Ahora recuerda que su trastorno comenzó cuando los problemas se le acumularon: le abandonó su esposo, falleció su padre y quedó sola con sus dos hijos.
Ella es una de los más de 1.000 pacientes al mes que van a consulta en Salud Mental del Hospital de Clínicas, es decir, un promedio de 45 por día si se considera que hay atención durante 22 días al mes; aunque según un informe de la Unidad de Tratamiento, Investigación Social en Drogodependencia y Discapacidad (Utraid) del Servicio Departamental de Salud (Sedes) La Paz, su capacidad máxima es de 35 pacientes por día en atención ambulatoria.
“Por consulta externa, estamos batiendo el récord. Es la segunda unidad después de oncología que tiene un nivel alto de consulta, pasamos más de 1.000 pacientes al mes de consulta externa”, asegura la exjefa de esa unidad, Teresa Quiroga, quien lleva más de 30 años en esta unidad.
A este complejo hospitalario creado en 1919 y considerado de tercer nivel con unas 35 especialidades llegan pacientes de las ciudades de La Paz y El Alto, además de habitantes del área rural.
En relación a los internados, el documento resalta que la capacidad de atención por internación es de 26 internados, 24 camas y 2 salas de aislamiento.
Quiroga explica que uno de los factores que influyó en la alta demanda fue el lanzamiento y vigencia del Sistema Único de Salud (SUS) en 2019, que hizo posible una atención gratuita y la dotación de medicamentos y exámenes complementarios. A esto se sumaron los bonos por invalidez y de discapacidad, lo que promovió mayores consultas.
“Estos beneficios han hecho que las familias traigan a sus enfermos para que los veamos, para que tengan su tratamiento, pero básicamente el interés es por el bono. De esa manera, a los pacientes los han sacado de sus casas y los han traído acá para que sean atendidos”.
Teresa Quiroga, exjefa de la Unidad de Salud Mental
Esta situación y las consecuencias de la pandemia de la Covid-19 que, en muchos casos, impactó en la salud mental de las y los habitantes de Bolivia, hicieron que los casos se incrementen en el departamento paceño.
El Servicio Nacional de Información en Salud (SINS) reportó 69.794 casos de pacientes con alguna enfermedad de salud mental en 2022. Esta cantidad tiene por base la información de los establecimientos de salud de los diferentes municipios y hospitales de todos los niveles. El 2021, hubo 55.481 pacientes. Esto significa que en un año el número de casos subió en un 26 por ciento.
Entre enero y marzo de 2023, un total de 11.119 personas fueron atendidas por algún trastorno mental en el departamento de La Paz. “La proyección estimada es de alrededor de los 50.000 para este año”, resalta el responsable de Salud Mental de Utraid, Leonardo Prado.
Falta de infraestructura y profesionales
Hace dos años la atención en la Unidad de Salud Mental era sólo en el turno de la mañana; sin embargo, tras el cese del convenio del Sedes con el Hospital especializado “San Juan de Dios” —que implicaba la transferencia de personal a Salud Mental— se abrió el turno en la tarde, lo que permitió extender la consulta de seis a 12 horas.
A la Unidad de Salud Mental llegaron enfermeras con especialidad en manejo de pacientes y una farmacéutica, pero no había ambiente para habilitar la farmacia, así que se habilitó el dormitorio de residencia.
“Ahí tuve un problema grande, porque no sabía dónde trasladar ese dormitorio. Me amenazaron con irse, no querían salir a otro ambiente. Según ellos no cumplía los requisitos para un dormitorio”, recuerda Quiroga, quien en aquel tiempo dirigía la unidad.
Después de muchas luchas, se logró conseguir, además, un lugar para el área de estadísticas. “Fue un logro, porque el paciente ya no hace largas filas en la puerta para la farmacia o para estadística, aquí es exclusivo para nosotros, pero también para dermatología, reumatología”, explica la médica psiquiatra.
A pesar del paso de los años, las condiciones de trabajo en el lugar no han experimentado mejoras significativas. La infraestructura sigue siendo vetusta, evidenciada por el techo rajado de uno de los consultorios visitados. Sin embargo, esta problemática no se limita a un solo espacio, ya que se encontraron también dificultades en un área destinada a talleres de peluquería, zapatería y costura, la cual tuvo que ser desmantelada debido a problemas con la cubierta.
Además, faltan consultorios para la atención de pacientes, según Quiroga, los cuatro que hay no abastecen para los nueve especialistas en los dos turnos. “Tenemos que esperar para que ingrese uno”.
Frente a esta situación, se elaboró una propuesta para fortalecer la Unidad de Salud Mental, pero “cayó en saco roto”. “Lamento decir –afirma Quiroga– que la salud mental es un tema que no les interesa mucho a las autoridades de turno”.
Estas deficiencias en la infraestructura ponen de relieve la necesidad urgente de invertir en renovación y mantenimiento para garantizar un ambiente seguro y adecuado para la atención de los pacientes y el personal de salud.
Al respecto, La Brava intentó comunicarse con Mauricio Peredo, actual jefe de la Unidad de Salud Mental, para conocer el estado de situación en la atención en salud mental tras la pandemia, pero no respondió a nuestra solicitud en su despacho ni a las llamadas.
Sin embargo, Prado informa que la Unidad de Salud Mental del Hospital de Clínicas busca construir un segundo piso para ampliar camas de internación. “Cada unidad tiene su planificación anual, pero en base a eso siempre solicitan algún tipo de presupuesto extra para armar algún proyecto que tiene”.
La internación es por tres semanas, según protocolo, luego el paciente es enviado a su casa para que su familia se haga cargo, precisa Prado.
Pero hay casos de abandono o pacientes que presentan un cuadro de salud de mayor complejidad y gravedad que están en los pabellones de larga estancia, como en el Centro de Rehabilitación “San Juan de Dios”, que cuenta con 157 camas, divididas en cinco pabellones.
Además de la infraestructura, Quiroga habla de la falta del personal en enfermería. Los cinco profesionales que trabajan actualmente no son suficientes para el turno de la mañana, tarde, noche y fin de semana.
Según los datos de Prado, la Unidad de Salud Mental del Hospital de Clínicas cuenta con 19 profesionales: ocho psiquiatras, tres psicólogos (uno en Oncología), uno en terapia ocupacional, un trabajador social, cinco enfermeros y un médico ASO.
Una falencia constante en el departamento
El jefe de Salud Mental de Utraid dice que en todos los hospitales y centros de servicios en salud mental del departamento de La Paz hay un déficit en psiquiatras y psicólogos.
“Por cada 100.000 habitantes en el departamento, hay un psiquiatra”, afirmó Prado. La Organización Mundial de la Salud (OMS) habla de la necesidad de contar con 10 psiquiatras por cada 100.000 habitantes.
Esta situación es similar en la atención en salud en términos generales en La Paz, pues en referencia a médicos generales especializados hay:
- 0,64 por cada 100.000 habitantes
- 2 enfermeros por cada 100.000 habitantes
- 0,17 psicólogos por cada 100.000 habitantes
- 0,13 trabajadores sociales por cada 100.000 habitantes
En el departamento de La Paz hay tres centros hospitalarios con especialidad en atención en salud mental: la Unidad de Salud Mental del Hospital de Clínicas, el Centro de Rehabilitación y Salud Mental “San Juan de Dios” y el Hospital Psiquiátrico de la Caja Nacional de Salud (CNS) “José María Alvarado”.
Pero también están los servicios de especialidad de psiquiatría ambulatoria en El Alto: el Hospital del Norte (Río Seco) y el Hospital del Sur (Villa Adela), que no cuentan con unidades de internación. A estos se suma el Utraid, con atención en drogodependencia y problemas psicológicos; el Instituto de Adaptación Infantil (IDAI) —que atiende a niñas, niños y adolescentes con trastornos del desarrollo neuro-psico-evolutivo y/o retraso mental o discapacidad mental, leve, moderado y profundo, con residencia interna y externa—; y el Centro de Rehabilitación Pucarani para consumo de sustancias.
En el siguiente cuadro se podrá observar qué tipo de enfermedades mentales son las más recurrentes en La Paz. En realidad, la depresión ocuparía el primer lugar por cuanto el 40 por ciento de los denominados trastornos mentales orgánicos representan a un conjunto de problemas de salud más vinculados a daños físicos cerebrales.
La Décima Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10), de 1992, de la OMS, considera como Trastornos Mentales Orgánicos (TMO) a un amplio, variado y complejo conjunto de desórdenes psicológicos y conductuales que se originan en una pérdida o anormalidad de la estructura y/o función del tejido cerebral. Fueron llamados anteriormente síndromes orgánicos cerebrales.
Esta disfunción puede ser calificada como primaria, en el caso de enfermedades, lesiones o daños que afectan el cerebro de un modo directo y selectivo, o secundaria, cuando otras enfermedades sistémicas o alteraciones orgánicas determinan el mal funcionamiento cerebral. Los trastornos cerebrales secundarios al consumo de sustancias (incluyendo alcohol), lógicamente, pertenecen a este grupo, pero por conveniencia taxonómica se les considera en una sección aparte.
Para esta cantidad de establecimientos, la Utraid reportó que menos de 1% del personal, en atención primaria, recibió actualización sobre el tema de salud mental; solo el 20% de los establecimientos de primer nivel cuentan con protocolos de evaluación y tratamiento en patología claves, pero solo el 1 y 5% derivan a los pacientes y es porque el sistema está “un poco” saturado, y la gente opta por instituciones privadas.
Hay la necesidad de visibilizar el tema de salud mental
Para la exjefa de la Unidad de Salud Mental del Hospital de Clínicas, existe la necesidad de trabajar con las familias de los pacientes para concientizar sobre la importancia de seguir el tratamiento y la medicación.
“Hay familias, señoras y señores, que creen que con la internación ya se han curado. Los ven mejorados, felices, se los llevan, ya no les dan la medicación, eso dura tres meses o cuatro, y después, otra vez vuelven”, observa Quiroga.
En Bolivia, el departamento de Cochabamba cuenta con una ley departamental de atención en salud mental, Chuquisaca y Santa Cruz trabajan también en una normativa para atender y prevenir enfermedades de salud mental.
Al respecto, Prado informó que La Paz tiene un plan departamental que está en vías de ser aprobado para que se pueda articular al plan nacional. “Ha sido trabajado por una consultoría de la OPS junto con el anterior responsable de salud mental. El documento está concluido”.
En la siguiente infografía se podrá ver los diferentes tipos de diagnósticos que son efectuados por los centros médicos que tienden la salud mental en La Paz. Sin embargo, hay que aclarar que si bien ellos suelen incluir a la epilepsia, la discapacidad intelectual y al autismo en las estadísticas de esta área, no son enfermedades mentales. También aún usan términos como "retraso mental", no aceptados actualmente por las personas con discapacidad.
A la par, desde Utraid se trabaja en capacitaciones en los centros de salud de los municipios en salud mental y la idea es armar una red de salud mental que pueda involucrar a la población, instancias académicas y organizaciones.
*Este es el tercer de seis reportajes sobre la salud mental y es un trabajo colaborativo de la Red de Medios de Investigación, conformada por La Brava, Guardiana, La Nube y Acceso Investigativo, más Correo del Sur como invitado en esta ocasión.
Para leer los anteriores reportajes publicados, puedes hacer click en los siguientes enlaces:
PRIMER REPORTAJE: Bolivia no está preparada para la creciente demanda de atención en salud mental
SEGUNDO REPORTAJE: Casos de salud mental se dispararon en La Llajta y hay problemas en todos los frentes
Reportaje publicado el martes 8 de agosto de 2023
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